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En 2013, un equipo de investigadores del CSIC, liderado por Gerard Talavera, del Instituto Botánico de Barcelona, documentó un vuelo transoceánico de más de 4.200 km realizado por mariposas carderas (Vanessa cardui), estableciendo un récord para un insecto. Talavera observó estas mariposas en las playas atlánticas de la Guyana Francesa, algo inusual, ya que esta especie no suele encontrarse en Sudamérica.
Las mariposas recorren miles de kilómetros por el océano
En 2013, un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), encabezado por Gerard Talavera del Instituto Botánico de Barcelona, descubrió un sorprendente fenómeno migratorio.
Así, documentaron un vuelo transoceánico de más de 4.200 kilómetros realizado por mariposas carderas (Vanessa cardui), estableciendo un récord para un insecto. Talavera identificó varias de estas especies en las playas atlánticas de la Guyana Francesa, lo cual era completamente inusual, ya que esta especie no suele encontrarse en Sudamérica.
Este hallazgo no solo sorprendió por la distancia recorrida por las mariposas, sino que también planteó nuevas preguntas sobre la migración de los insectos. Según explicó el CSIC, la existencia de estos seres en Sudamérica sugiere la presencia de corredores aéreos naturales que conectan continentes, facilitando la dispersión de especies a una escala mucho mayor de lo que se había imaginado.
Este descubrimiento abre nuevas líneas de investigación sobre cómo los insectos utilizan estos corredores y cómo estos fenómenos migratorios pueden influir en la biodiversidad y en los ecosistemas a nivel global.
Un viaje de entre cinco y ocho días
El estudio, publicado en la revista "Nature Communications", documenta un viaje de entre cinco y ocho días realizado por mariposas carderas (Vanessa cardui), energéticamente viable gracias a los vientos alisios.
Según Gerard Talavera, “este descubrimiento abre nuevas perspectivas sobre las capacidades de los insectos para dispersarse a largas distancias, incluso a través de mares y océanos. Es posible que estemos infravalorando la frecuencia y el impacto que estos movimientos tienen en nuestros ecosistemas”.
El trabajo consideraba dos hipótesis sobre el origen de estas especies: podrían haber nacido en Norteamérica, donde se encuentran las poblaciones más cercanas, o bien en África o Europa. Al analizar las trayectorias de los vientos, los investigadores notaron un patrón sostenido de direccionalidad desde el oeste de África, sugiriendo la posibilidad de que estas cruzasen el Atlántico.
Talavera destacó que “a lo largo de la historia, los fenómenos migratorios han sido importantes para definir las distribuciones de las especies tal y como las observamos hoy en día”, subrayando la importancia de estos hallazgos para comprender mejor la dispersión de especies a nivel global.
Participación de otros investigadores
En el estudio colaboraron investigadores del Instituto Botánico de Barcelona (IBB), el Instituto Botánico W. Szafer en Polonia, la Universidad de Ottawa en Canadá, el Instituto de Biología Evolutiva (IBE, CSIC-Universitat Pompeu Fabra) y la Universidad de Harvard en Estados Unidos.
Este equipo multidisciplinario permitió abordar el fenómeno desde diversas perspectivas, enriqueciendo el análisis y los resultados obtenidos sobre la migración de las mariposas carderas.
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