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Este otoño, las noches en Navarra podrían estar marcadas por la presencia de numerosas polillas del boj, una especie invasora que ha dañado gravemente los bosques de la región. Según el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, desde finales de 2023 se ha observado un aumento significativo de estas mariposas de polillas en zonas boscosas de más de 20 kilómetros en localidades como Aoiz, Longuida, Urraúl Bajo y Lumbier. Este fenómeno transformará el paisaje, con mariposas volando bajo las luces de las farolas y acercándose a las ventanas.
La llegada del otoño da lugar a las mariposas de polilla, un fenómeno inusual
Con la llegada del otoño, Navarra podría ver un fenómeno inusual: una gran cantidad de mariposas de polillas del boj volando bajo las luces de las farolas y acercándose a las ventanas. Esta especie invasora ha afectado gravemente los bosques de la región, dejando un paisaje desolador tras alimentarse de las hojas de los bojes.
Desde finales de 2023, el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente ha reportado un aumento notable de mariposas de este tipo en áreas boscosas de localidades como Aoiz, Longuida, Urraúl Bajo y Lumbier.
El problema comenzó con una proliferación de orugas que devastaron el follaje, y se prevé que en las próximas semanas emerjan como mariposas, especialmente visibles en la noche. Para enfrentar esta situación, las autoridades han implementado un proyecto que involucra a ciudadanos voluntarios, quienes están ayudando a monitorear la expansión de la polilla mediante trampas y recopilación de datos. Esto permitirá entender mejor su comportamiento y anticipar su impacto en el ecosistema local.
¿Un reto ambiental para nuestra sociedad?
La polilla del boj, originaria de Asia y llegada a Europa en 2007, ha proliferado rápidamente por el continente, alcanzando la Península Ibérica en 2015. En Navarra, su expansión ha sido variable, afectando sobre todo las áreas más húmedas. El Diario de Navarra destaca que la plaga presenta efectos cíclicos, dependiendo de las condiciones climáticas.
El control de esta plaga en espacios abiertos es extremadamente complicado. Aunque se han utilizado tratamientos biológicos en jardines y parques, estos no son aplicables a los extensos bosques navarros, ya que pueden tener un impacto negativo en otras especies.
A pesar de la gravedad del problema, los expertos mantienen la esperanza en la capacidad de recuperación de los bojedales que han sido menos afectados. Asimismo, se han observado brotes nuevos que sugieren que algunas áreas podrían regenerarse. Sin embargo, en las zonas más dañadas, el deterioro es irreversible.
El Gobierno de Navarra está llevando a cabo experimentos de control biológico y busca depredadores naturales, como aves insectívoras, para combatir la plaga. Aunque se anticipa que los daños aumentarán, especialmente tras la eclosión de mariposas en octubre, los científicos creen que, con el tiempo, se podría lograr un equilibrio entre la polilla del boj y las especies nativas, lo que ayudaría a mitigar futuras plagas.
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