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Meta ha llegado precedida por la estampida de los usuarios más jóvenes, que están abandonando en masa Facebook, lo que augura una bajada considerable de ingresos publicitarios y el fin de una era para su creador. Los grandes de la tecnología prometen que con el metaverso ocurrirá una revolución digital que comparan a la que ocurrió cuando cambiamos los teléfonos por los smartphones. Microsoft lo describe como un mundo digital habitado por "gemelos" digitales de personas, lugares y cosas. Facebook asegura que el metaverso es el futuro de Internet.
El futuro de Internet pasa por el metaverso
El metaverso se trata de un espacio virtual social en 3D donde se pueden compartir experiencias inmersivas con otras personas, incluso cuando no pueden estar juntos en persona, y hacer cosas juntos que no podrían en el mundo físico. De hecho, Facebook piensa que el metaverso será la próxima evolución en la forma en que usamos internet.
En un artículo en The Times, el analista de tecnología Benedict Evans caracterizó la motivación de Facebook de esta manera: “Si hay algo después de los teléfonos inteligentes, Facebook quiere ser propietario, no inquilino”.
Las dudas crecen en torno a Meta
Las dudas actuales sobre el metaverso llegan porque se han registrado pérdidas de más de 10.000 millones en 2021 de la empresa Meta, ambiente externo hostil por la preocupación acerca del control de la desinformación y el discurso del odio, desafíos tecnológicos, restricciones legislativas de la privacidad digital y una crisis de reputación alrededor de su creador, Marck Zuckerberg. Sin embargo, estos son solo algunos de los problemas a los que se enfrenta el metaverso. Meta parece ser la próxima fase de Internet, un mundo en el que la realidad física y virtual se mezclarán para crear espacios en los que “los usuarios podrán comunicarse y compartir experiencias”, según su propia definición del invento que promete cambiar nuestra forma de vivir en los próximos años.
Un universo donde se podrá disfrutar de una segunda residencia comprada de forma virtual, siendo habitada de manera remota, pero con los últimos muebles de diseño y unas vistas estupendas; o descansar tumbado en una hamaca escuchando el ruido del mar, sintiendo el sol y la arena, sólo un minuto después de haber terminado la jornada de trabajo, o incluso donde animar al equipo de fútbol desde dentro del estadio, aunque este se encuentre en otro continente, pudiendo casi tocar a los jugadores. Un paraíso virtual que permite estar “dentro de la experiencia, no sólo mirándola” y donde los usuarios podrán disfrutar juntos a través de “distintas capas de realidad”.
Meta viene dada del cansancio de los más jóvenes de Instagram o Facebook y su posterior abandono. Por ello urge que esta generación, nativa digital y convencida de las bondades de la tecnología, haga suyos los cascos visuales Oculus diseñados para acceder al nuevo mundo virtual y el universo de pago que este incluye.
Las dudas son muchas aún, en relación con la protección de los más pequeños, pero también acerca del control que sobre los adultos podrá tener esta herramienta, en un mundo donde el ciudadano cada vez decide menos por sí mismo.
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