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Madrid, 11 dic (EFE).- "Muchos hijos, un mono y un castillo" es el debut en la dirección del actor Gustavo Salmerón, hijo de una familia numerosa, que ha dedicado catorce años de su vida a grabar momentos íntimos de los suyos, siempre desde el eje que es su madre, un portento de naturalidad que "hipnotiza" al público.
Así lo afirma Salmerón en una entrevista con Efe en la que el director asegura que, a través de la cámara, ha redescubierto "a una nueva madre", gracias "a su capacidad para contar, para transmitir y para hacer comedia".
El cine, dice Salmerón, busca cada vez más la naturalidad, "impresionan, cada vez más, las cosas que tienen verdad, por eso nos gustan tanto las interpretaciones de Meryl Streep o Seymour Hoffman, y creo que, salvando las distancias -declara- mi madre tiene esa capacidad para hipnotizar al espectador".
Para Julita el secreto es tan sencillo como "haber sido feliz. Todos éramos felices, cada uno decía lo que quería y se expresaba como sentía".
"Marcábamos la diferencia con respecto a otras familias por la gran libertad que nos dieron al crecer en los ochenta, que había más libertad que ahora, y eso se ve en la película, somos una piña", explica Salmerón cuyo padre, Antonio, y sus cinco hermanos colaboran en la cinta.
Julita asegura a Efe que ha visto "muchas etapas de la vida española", porque nació "en el 35", vivió "momentos trágicos" de su familia, y después de pasar por todas las etapas políticas de España "al final" fue muy feliz.
"Que no te coaccione nadie, ser admitido con libertad es lo más bonito", puntualiza la protagonista de este excéntrico "biopic" que cuenta las interioridades de una familia que, reconoce la matriarca, "muy muy normal no es".
El curioso título de la cinta se explica casi en el primer fotograma; Julita confiesa a su hijo ante la cámara que siempre había deseado tener muchos hijos, un mono (que no pudo tener de pequeña) y un castillo.
Y lo consigue todo, hasta el castillo, según explica ella misma, porque un día "se volvieron ricos". Pero la crisis económica les dejó sin dinero para poder mantener su precioso hogar.
Parte de la película transcurre mientras los hijos, ayudados por furgonetas, recolocan en una nave cientos de objetos, algunos de mucho valor económico, otros, sentimental, de los que Julita no puede desprenderse.
Entre ellos, dice, hay una vértebra de su abuela, asesinada durante la Guerra Civil junto a una sobrina, que Gustavo se empeña en encontrar para dar sepultura.
Julita atesora cientos (miles) de objetos en cajas nominadas con carteles explicativos; para el espectador que se asoma a su casa, un caos ordenado, que ella niega absolutamente.
"Que no es caos mi casa, podéis venir a verla", afirma con ingenuidad la estrella de una película que empieza y acaba en la intimidad de su hogar.
"Lo tengo todo guardado en cajitas con sus nombres; si un día lo necesito, lo saco, y si no, leo el letrero y digo: 'traje de novia', y (...) veo la boda, o el bautizo de mis hijos. Eso me hace feliz porque es mi vida, mi orden".
Su profesión, el jardín de infancia que tenía en su casa, hizo de los Salmerón un equipo creativo, todos, afirma Julita, "han salido con vena artística".
"Nos hemos criado todos en un ambiente de juego -explica el director-, creo que mi madre tiene una conexión fuerte con su niña, algo muy importante para ser artista. Eso lo hemos heredado todos, somos muy curiosos, nos gusta aprender, disfrutar, y siempre hemos trabajado muy bien en clan".
Julita afirma que no sabía que iba a ser una película, sino las grabaciones que hacía Gustavo "como siempre, para las fiestas familiares; no pensé que sería una película, y como ves, estoy tan natural que ahora me da vergüenza; es demasiado", considera.
La película, recuerda el director entre bromas, se estrena el próximo viernes, el mismo día que la entrega anual de Star Wars.
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