23/02/2021 - 10:23
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Las muñecas de la pequeña compañía juguetera Miniland, ubicada en Onil (Alicante), siempre se han orientado a formar y educar a los más pequeños para el desarrollo de habilidades sociales, fomentando la diversidad cultural.
Con este espíritu, ya lanzaron al mercado una colección que incluía muñecos que reflejaban la diversidad racial existente en nuestra sociedad. Una iniciativa que fue un éxito y que llevó a los responsables de la marca a plantearse nuevos desafíos y dar un paso más: cuatro muñecas nuevas, dos de origen caucásico y dos de raza negra con los rasgos característicos de las personas con síndrome de Down.
Las muñecas con síndrome de Down de Onil se venden en todo el mundo
Estas muñecas con síndrome de Down fueron elegidas como el mejor juguete de 2020 por la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes.
Bruno y Lola, son los muñecos con síndrome de Down que salen de Onil para venderse en todo el mundo. Desde entonces, las ventas se han disparado a nivel nacional e internacional, llegando a más de 30 países de todo el mundo. No es la primera vez que una compañía juguetera fabrica muñecos con las características físicas de personas con síndrome de Down, sin embargo, su acogida había sido limitada.
A través del juego podemos mostrar que hay otros niños que no son como ellos y ayudar a la inclusión y la normalización de otras realidades
Miniland es uno de los fabricantes más importantes de este tipo de muñecas con síndrome de Down que tiene su sede en la localidad alicantina. Además de dar trabajo a cientos de personas, estas muñecas cumplen con una importante función social, más allá de jugar con ellas, enseñan que todos somos iguales. Hasta hace unos años era imposible encontrar en el mercado muñecas que reflejarán otra realidad, pero gracias a esta marca y a todo pueblo, ha sido posible.
El éxito conseguido ha animado a la compañía a hacer crecer la colección y ya prepara nuevos muñecos que esperan poder presentar a finales de este año para seguir conquistando a miles de niños de todo el mundo.
No solo hacen felices a los niños y niñas con sus juguetes, también cumplen con una función social muy importante. Ningún niño y niña se sentirá diferente o vivirá en un entorno distinto, si puede jugar con un juguete que sea como los demás contando su propia historia.
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