El entorno educativo necesita soluciones universales que tengan costes asumibles y con una vida media razonable para que el alumnado con sordera pueda acceder a la información, aprender y participar en igualdad de condiciones.
La discapacidad auditiva de los niños plantea un reto para los padres y madres de familia y para los educadores, que exigen tener a su alcance recursos y productos de apoyo.