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Las manos son grandes portadoras de virus y bacterias debido a todas las superficies que tocan. Llevárselas al rostro es un acto inconsciente de los seres humanos.
¿Sabes cuántas veces nos tocamos la cara?, pues nada más y nada menos que unas 3.000 veces al día.
Son varios los artículos que hablan de este fenómeno, Uno de ellos es el publicado en la revista internacional ‘Nature’ donde hacen referencia a los toques que realizamos en nuestra cara a lo largo del día y ponen atención en gestos, posiciones de manos y hábitos que ahora nos pueden jugar una muy mala pasada.
El artículo se titula : Aplicación de principios de cambio de comportamiento para reducir la transmisión de SARS-CoV-2. El cambio de comportamientos es crucial para prevenir la transmisión en ausencia de intervenciones farmacéuticas. El artículo revela además que dentro de las conductas necesarias para reducir la transmisión de la enfermedad, una de las más importantes es la de no llevarse las manos a la cara.
Un gesto habitual que en este momento podría llegar a tener consecuencias mortales
En el estudio publicado en la revista Nature se aseguró que como humanos “tenemos la capacidad de pensar en lo que hacemos y tomar decisiones conscientes, lo que se puede llamar ‘motivación reflexiva’. Entonces, aparte de los deseos y necesidades, existen procesos de pensamiento que crean y comparan evaluaciones: creencias sobre lo que es beneficioso o perjudicial y lo correcto o incorrecto. Estos procesos subyacen a nuestra toma de decisiones consciente, cuando sopesamos los costos y beneficios de los cursos de acción o buscamos soluciones a los problemas. También tenemos la capacidad de planificar con anticipación, y estos planes forman gran parte de la estructura de nuestro comportamiento en el transcurso de minutos, horas, días, semanas y años”.
Los autores de la investigación proponen entrenar hábitos contrarios, como mantener las manos por debajo del nivel del hombro o crear barreras físicas que impidan tocarse la cara. Sin embargo, el gran problema se esconde detrás de un un sesgo cognitivo, que lleva a las personas a pensar que debe haber una proporcionalidad entre un problema y su solución. Es decir, pensar como imposible que un comportamiento tan trivial como tocarse la cara podría marcar la diferencia al abordar una crisis tan grande como una pandemia global. Por eso, los autores explicaron que es vital no caer en una tendencia a asumir que la magnitud percibida de una solución a un problema debe ser proporcional a la magnitud del problema.
¿Seremos capaces de evitar tocarnos la cara?
“Debemos aumentar la atención que prestamos a los comportamientos que las personas pueden adoptar para protegerse a sí mismos y a los demás”, explica en El País, Robert West, de la University College de Londres (UCL).
“No podemos pensar que será suficiente solo con contarle esto a la gente; necesitamos ir mucho más allá en la capacitación y el apoyo de las personas para que hagan estas cosas de manera efectiva”, añade este especialista en ciencia del comportamiento aplicada a la salud.
Necesitamos un énfasis mucho mayor en mostrar a las personas que hacen lo correcto y enfatizar que esa es la nueva normalidad.
Por su parte, la revista científica ‘Live Science’, hace una mención al respecto sobre tocarse la cara. “Es uno de los hábitos más comunes que tenemos todos los seres humanos”, reconoce Kevin Chapman, psicólogo del Kentucky Center for Anxiety and Related Disorder. “Normalmente, la gente aprende hábitos que implican tocarse la cara, como por ejemplo maquillarse, lavarse los dientes o peinarse. Estas rutinas conllevan también que afloren conductas no intencionadas de tocarse la cara, como frotarse los ojos”.
Esta tendencia no tiene que ver tanto con la costumbre, sino también con la vanidad. “Se trata de un hábito que adquirimos en base a parecer más presentables de cara a los demás”, observa el experto. “Tocarse la cara permite a las personas regular su aspecto y también demuestra que son conscientes de cómo lucen en cada momento”.
¿Cómo lavarse bien las manos?
En la actualidad, los médicos insisten en que las manos deben lavarse al menos 20 segundos. Poner atención además, en la importancia de utilizar suficiente jabón para cubrir toda la superficie de las manos.
Las recomendaciones se enfocan también, en la necesidad de frotar las manos de diferentes maneras para que todas sus superficies queden limpias.
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