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El año pasado, la temperatura en la capa superior de los océanos alcanzó un nivel récord de calor, el más alto desde 1955, cuando comienzan los registros históricos. Esta conclusión proviene de una investigación realizada por un equipo internacional de 54 científicos de siete países, publicada en la revista Advances in Atmospheric Sciences.
El estudio examina datos globales sobre el contenido térmico de los océanos y su impacto desde 1955, siendo llevado a cabo por el Instituto de Física Atmosférica de la Academia de Ciencias de China (IAP, por sus siglas en inglés).
Los investigadores han observado un aumento constante de la "fiebre" oceánica, con cada año más cálido que el anterior en los primeros 2.000 metros de los océanos. Según las mediciones de temperatura del IAP, el océano mundial absorbió 16 zettajulios más de calor que en 2023, lo que equivale a aproximadamente 140 veces la cantidad total de electricidad generada en todo el mundo durante ese año.
El informe subraya que el año pasado se registraron temperaturas récord tanto en la superficie oceánica como en los primeros 2.000 metros de profundidad.
La importancia del clima de los océanos
Los océanos desempeñan un papel crucial en el sistema climático de la Tierra, ya que cubre el 70 % del planeta y absorbe aproximadamente el 90% del calor generado por el calentamiento global. Esto influye directamente en los patrones climáticos, ya que el océano transfiere calor y humedad a la atmósfera.
Además, el océano ayuda a regular la atmósfera provocando que sea más caliente y húmeda, lo que da lugar a climas más extremos. También juega un papel clave en la velocidad a la que el clima de la Tierra cambia.
"Para entender lo que está ocurriendo con el clima, la respuesta está en el océano", comenta John Abraham, de la Universidad de St. Thomas (EE. UU.) y coautor del estudio.
Michael Mann, de la Universidad de Pensilvania (EE. UU.), destaca que "el contenido de calor en los océanos ha aumentado constantemente entre 15 y 20 zettajulios durante los últimos cinco años, a pesar de los ciclos de La Niña y El Niño".
La temperatura de la superficie oceánica
La temperatura de la superficie del océano también está alcanzando niveles récord. Esta variable es crucial porque influye en la rapidez con la que el calor y la humedad se transfieren del océano al aire, afectando así al clima global.
Los cambios no son homogéneos y las diferencias regionales pueden ser notables. Por ejemplo, el Atlántico, el mar Mediterráneo y gran parte del océano Antártico están experimentando un aumento en la temperatura. Mientras tanto, algunas zonas del Pacífico norte se han calentado de manera acelerada, mientras que otras, especialmente en la región tropical, no han experimentado ese aumento, debido en gran parte a los efectos de los ciclos de La Niña y El Niño en esa área. Incluso cerca de los polos norte y sur, el calor se ha acumulado.
El aumento del vapor de agua
"El océano sigue influyendo en el clima principalmente a través del aumento simultáneo del vapor de agua en la atmósfera, lo que provoca un incremento de los eventos climáticos extremos en el ciclo hidrológico. El vapor de agua es también un gas de efecto invernadero potente, y el aumento de su concentración intensifica el calentamiento, lo que conlleva a la desecación, aumentando el riesgo de sequías e incendios forestales. Además, contribuye a la formación de tormentas y a la posibilidad de inundaciones, como los huracanes y tifones", explica Kevin Trenberth, científico sénior del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de EE. UU.
En los últimos 12 meses, 138 países han experimentado las temperaturas más altas jamás registradas. Sequías, olas de calor, inundaciones e incendios forestales han afectado a regiones como África, el sur de Asia, Filipinas, Brasil, Europa, EE. UU., Chile y la Gran Barrera de Coral, entre otras.
El calor de los océanos es uno de los mejores indicadores para evaluar el cambio climático. "El océano es nuestro centinela frente al calentamiento global, ya que funciona como el principal sumidero del calor excedente acumulado en el sistema climático de la Tierra debido a las emisiones humanas", afirma Karina von Schuckmann, de Mercator Ocean International y coautora del estudio.
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