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Este jueves ha sucedido una de las votaciones más esperadas a nivel mundial de la mano de la Asamblea General de la ONU. La Asamblea de las Naciones Unidas ha puesto a Rusia a la altura de Libia al votar a favor de la suspensión de ese país dentro de la Comisión de Derechos Humanos.
La propuesta de suspender a Rusia ha contado con 93 votos favorables
A pesar de las numerosas amenazas y chantajes emocionales de los distintos países, las imágenes de Bucha llegaron a todos los rincones del mundo. El pasado jueves, 7 de marzo, la Asamblea General de la ONU votó la expulsión definitiva de Rusia del Consejo de Derechos Humanos. Según advirtió el embajador ucraniano, Sergiy Kyslytsya, era “como apretar el gatillo”. Pero apoyar, o incluso abstenerse, era considerado por Rusia “un gesto hostil con consecuencias bilaterales”.
La resolución se aprobó por 93 votos, muchos menos que las dos anteriores que ha pasado la Asamblea General en contra de Moscú desde el inicio el pasado 24 de febrero de la invasión de Ucrania. Aun así, han sido suficientes para alcanzar los dos tercios necesarios. Por eso, y tras la unánime decisión, Rusia se convierte en el segundo país expulsado de este órgano, con el único precedente de Libia en 2011.
La ONU contó con posturas muy diversas
El Gobierno de Vladímir Putin llevaba dos años sentado en esta institución con base en Ginebra, que no tiene poder coercitivo pero resulta muy influyente y tiene la capacidad para abrir investigadores. A Moscú, además, le gustaba hablar en esas reuniones en las que a partir de ahora, podrá influir a través de tercero. Este hecho no es poco considerando, ya que un total de 24 países votaron contra de la resolución y 58 se estuvieron.
Durante el encuentro se dieron opiniones muy diversas. Estados como Siria, Irán o Bielorrusia la rechazaron, pero era algo poco sorprendente. Sin embargo, otros como Cuba y China lo consideraron una manipulación de los derechos humanos para convertirlos en arma política.
Esta suspensión no tiene consecuencias prácticas, pero sí simbólicas. Es además, prácticamente lo único que la ONU puede hacer, ya que la invasión de Ucrania y las matanzas están siendo llevadas a cabo por Rusia, un país con derecho veto en el Consejo de Seguridad.
“Cada voto negativo es un punto rojo en la pantalla, rojo como la sangre de las vidas perdidas”
El embajador ucraniano advirtió durante la votación que no hay tiempo para dejar correr la rueda burocrática de la ONU porque “cada voto negativo es un punto rojo en la pantalla, rojo como la sangre de las vidas perdidas, que se quedará con ustedes mientras la memoria no falle”. A él se le sumaba su colega estadounidense, Linda Thomas Greenfield: “el mundo nos está mirando. Se está preguntando si Naciones Unidas está preparada para dar la talla en un momento como este, si somos una plataforma para la propaganda de los que abusan los derechos humanos o si somos capaces de vivir a la altura de los ideales más altos que albergan la Carta Magna de la ONU”, señalaba.
Tras la derrota y la humillación, el embajador ruso anunció su decisión de “terminar anticipadamente con fecha del 7 de abril” su pertenencia al Consejo de Derechos Humanos de la ONU. A ello, el representante ucraniano añadió: “no se puede presentar la dimensión después de que te han despedido, y eso es exactamente lo que acaba de hacer la Federación Rusa”.
Las repercusiones de la invasión de Ucrania se agudizaron al suspender el Senado de Estados Unidos de forma unánime este jueves todo tipo de relaciones comerciales con Rusia y Bielorrusia, además de bloquear todas las importaciones de este país.
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