Lectura fácil
Hoy la tarea más importante de los demócratas en Venezuela sigue siendo convencer a las mayorías de la importancia de votar. Nadie en su sano juicio puede entender cómo en un país con una economía hiperinflacionaria y colapsada; un abismo entre pobres y ricos; unos servicios públicos en la ruina y una contundente mayoría ciudadana que aspira a un cambio para mejorar, seamos los demócratas los que no queramos participar en elecciones.
El cambio en Venezuela es posible
Como ya hemos explicado, cuando nos ubicamos en una política no de confrontación sino de soluciones; no de subordinación sino de profundo carácter venezolanista; no afincada en la aventura irresponsable sino en el ejercicio del voto; no en la exclusión sino en la construcción de amplias y sólidas alianzas sociales y no en el inmediatismo sino en los compromisos estratégicos.
La dimensión pragmática de la política también nos obliga a construir una consistente estructura de defensa del voto que en cada mesa y en cada centro de votación garantice que ningún elector sea intimidado por nadie, que se respete la normativa electoral, se asegure la transparencia del proceso, se erradiquen las inconsistencias numéricas, se controle el uso indiscriminado del voto asistido, se impida que el “carnet de la patria” se utilice como documento de identidad, se respete el recinto electoral y que los civiles sean quienes efectivamente administren las elecciones como lo dicta la ley.
Esa estructura de defensa del voto debe estar preparada técnicamente, entre otras cosas, para participar en las auditorías electorales; revisar el acceso a los programas, fuentes y archivos de configuración de máquinas; auditar huellas dactilares capturadas; revisar una muestra de comprobantes, cuadernos y actas de totalización; verificar la base de datos de totalización con el desglose por mesa, candidato y partido; conocer todos los usuarios que tuvieron acceso al sistema y sus privilegios entre el viernes y el domingo, entre un muy largo etcétera.
Nada será fácil
Pero si trabajamos duro, sin arrogancia y sin odio, en la reunificación de la sociedad democrática, y no solo de los partidos políticos, en torno al voto como herramienta cívica, podremos salir airosos de la prueba.
Quisiera terminar destacando que no podemos seguir como hasta ahora, dando por descontado que todo el que está sufriendo por la dura situación saldrá a votar automáticamente contra el gobierno. No, tenemos que hacer el trabajo. Ya hemos perdido mucho tiempo y debemos comenzar de una vez.
Añadir nuevo comentario