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Un 17 de enero de 1966, la localidad de Palomares, en Cuevas de Almanzora (Almería), se convirtió en el centro de todas las miradas tras el violento accidente de dos aeronaves de las Fuerzas Aéreas estadounidenses, que acabaron desprendiendo su carga en las aguas del Mediterráneo y en la arena de la playa. ¿La carga?, nada más y nada menos que cuatro bombas termonucleares que provocaron la contaminación de cerca de 40 hectáreas de suelo de plutonio y americio.
En pleno contexto de Guerra Fría y de carrera nuclear, el miedo a la contaminación radioactiva se encontraba muy presente en la población, por lo que el suceso no pasó desapercibido para ningún medio, ni nacional ni internacional. Para tranquilizar a la opinión pública, tanto el entonces ministro de información del régimen franquista, Manuel Fraga, junto con el embajador estadounidense de aquel momento, se dieron un baño en la playa de Palomares, que quedó inmortalizado en una famosa fotografía.
Casi 60 años después la playa de Palomares podría ser descontaminada
Durante aquel mítico baño, las autoridades españolas en colaboración con las norteamericanas, buscaban las bombas que no habían llegado a estallar. Sin embargo, tanto el agua como la tierra de la zona ya habían sido contaminadas. En concreto, los residuos radioactivos llegaron a afectar a 44 parcelas, que aun continúan a la espera de ser descontaminadas. Ahora, 57 años después, parece que las negociaciones para llevarse los residuos radioactivos de Palomares dan un paso más.
Tras la visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la Casa Blanca para reunirse con Joe Biden el pasado 12 de mayo, se ha comunicado de manera formal en rueda de prensa, que el Gobierno de los EE.UU. y el español podrían estar cerca de alcanzar un acuerdo para retirar los restos del accidente en las playas de Palomares.
Así lo comunicaron tanto el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, quién afirmó que "las negociaciones por los esfuerzos de limpieza se reanudarán pronto" y ha expresado que Washington tiene "muchas ganas de trabajar". Estas palabras llegan después que desde el Ministerio de Asuntos Exteriores se enviase una petición formal a la Administración de Biden para avanzar en los acuerdos de limpieza de Palomares.
Por su parte, José Luis Albares, el actual ministro de Asuntos Exteriores español, quiso remarcar en su intervención "la voluntad por ambas partes" para llegar a buen puerto. "Es un asunto complejo desde un punto de vista técnico, hace ya casi 60 años que dura este asunto, y hay una serie de aspectos que hay que resolver antes de tomar las decisiones finales", añadió.
Un proceso lento y desgastado
La diplomacia puede ser una herramienta muy útil para llegar a acuerdo e incluso ganar en conflictos. Sin embargo, en otras, puede resultar tremendamente engorrosa. El enorme retraso a la hora de limpiar la contaminación radioactiva de Palomares viene derivada precisamente de lo complicado que puede ser dar un paso en falso en la diplomacia. La última vez que el tema volvió a salir a la palestra fue en 2015, cuando M. Rajoy acordó con la administración Obama retirar los residuos, sin embargo se sigue esperando el final del proceso y esperemos que esta vez no sea otra maniobra electoralista.
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