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En España, solo el 40 % de los testigos de un paro cardíaco realizan la maniobra de reanimación cardiopulmonar (RCP), según el informe "Registro español de parada cardíaca extrahospitalaria 2022". Este porcentaje está por debajo de la media europea, que es del 58 %. El país tiene margen de mejora, ya que otros países alcanzan tasas de reanimación del 83 %. Además, solo el 4 % de los testigos de paradas cardíacas en 2022 utilizaron desfibriladores, también por debajo de la media europea del 28 %.
Solo el 40 % de los testigos de un paro cardíaco realiza una reanimación
En España, solo el 40 % de los testigos de un paro cardíaco realizan la reanimación cardiopulmonar (RCP), según el informe "Registro español de parada cardíaca extrahospitalaria 2022" de Fundación Mapfre y el Consejo Español de Resucitación Cardiopulmonar (CERP). Esta cifra está por debajo del promedio europeo del 58 %.
A pesar de ello, las autoridades españolas aconsejan a la población inscribirse en un cursor de RCP ( CPR course Edmonton , en inglés) para ayudar en emergencias.
La situación española indica un margen significativo de mejora, ya que países con tasas de reanimación del 83 % demuestran que es posible aumentar la participación. Además, solo el 4 % de los testigos de paradas cardíacas en 2022 utilizaron desfibriladores, comparado con el 28 % en Europa.
Destaca que las paradas cardíacas son más frecuentes en hombres (71 %) con una edad media de 63 años. La mayoría ocurre en el hogar (tres de cada cinco casos), siendo la mitad presenciada por familiares. En situaciones de paro cardíaco, los primeros minutos son críticos, ya que cada minuto sin intervención reduce la probabilidad de supervivencia en un 10 %.
El informe revela que el 23 % de los afectados son atendidos en los primeros ocho minutos, y más del 66 % en los primeros 15. La RCP básica triplica las posibilidades de supervivencia, y la rapidez en la asistencia es crucial. Los servicios de emergencia logran recuperar el pulso y trasladar al hospital al 31 % de los pacientes fuera del ámbito hospitalario. La tasa de supervivencia tras el alta es del 11,4 %, con un 9,8 % regresando a casa en buen estado neurológico.
¿Qué se debe hacer ante una parada cardíaca de emergencia?
Ante una parada cardíaca, es crucial seguir un protocolo preciso. En primer lugar, evaluar la consciencia del individuo intentando la comunicación verbal y moviéndolo suavemente. Si no hay respuesta, pedir ayuda y colocar al sujeto boca arriba para verificar la respiración. Confirmada la parada, llamar a emergencias y comenzar la reanimación cardiopulmonar (RCP). Solicitar un desfibrilador automático externo y usarlo inmediatamente, sin interrumpir la RCP.
El desfibrilador analiza el ritmo cardíaco y decide si se necesita una descarga eléctrica. En caso afirmativo, se reanuda la RCP de inmediato. Es esencial seguir las instrucciones del centro de coordinación de emergencias hasta la llegada de los servicios sanitarios. Actuar con rapidez y precisión en un paro cardíaco puede marcar la diferencia en la supervivencia de la persona afectada.
Consecuencias de una parada cardíaca
Las repercusiones de un paro cardíaco pueden variar dependiendo de la rapidez con que se administre la atención y la calidad de la reanimación cardiopulmonar (RCP) proporcionada. Algunas de las posibles consecuencias incluyen:
- Daño cerebral: El cerebro es extremadamente sensible a la falta de oxígeno, y cada minuto sin circulación sanguínea adecuada durante un paro aumenta el riesgo de daño cerebral. Si la oxigenación no se restablece rápidamente, pueden producirse lesiones cerebrales irreversibles.
- Disfunción orgánica: La falta de flujo sanguíneo afecta a otros órganos vitales, como los riñones y los pulmones. La disfunción orgánica puede desencadenar complicaciones a largo plazo y afectar la calidad de vida del paciente.
- Insuficiencia cardíaca crónica: Un paro cardíaco puede dejar al corazón debilitado, aumentando el riesgo de insuficiencia cardíaca crónica. Esto significa que el corazón tiene dificultades para bombear sangre de manera eficiente, lo que puede afectar la capacidad del cuerpo para funcionar adecuadamente.
- Secuelas neurológicas: Incluso si se logra la supervivencia, es posible que el paciente experimente secuelas neurológicas, como problemas de memoria, dificultades cognitivas o cambios en la personalidad debido al daño cerebral sufrido durante la falta de oxígeno.
- Mayor riesgo de paros cardíacos futuros: Después de experimentar un paro, el riesgo de padecer otro en el futuro aumenta significativamente. Es fundamental abordar las causas subyacentes y adoptar medidas preventivas para reducir este riesgo.
- Impacto emocional y psicológico: Tanto para el paciente como para los familiares y testigos puede tener un impacto emocional significativo. La ansiedad, el miedo y el estrés postraumático son posibles consecuencias psicológicas que deben ser abordadas.
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