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El concepto de hipoacusia no forma parte de los términos incluidos dentro del diccionario de la Real Academia Española (RAE). Sin embargo, la noción tiene un uso extendido.
¿Qué es la hipoacusia?
La hipoacusia se refiere a un daño en la capacidad de audición de una persona. Cuando existe algún tipo de dificultad o de incapacidad total o parcial para escuchar los sonidos en uno o los dos oídos, se habla de hipoacusia o sordera.
La capacidad de oír depende de varios factores que afectan al correcto funcionamiento de la estructura del oído: el nervio auditivo y el área del cerebro encargada de recibir e interpretar los sonidos.
En general, podemos decir que alguien tiene hipoacusia cuando no oye de la misma manera que una persona con un sentido del oído normal.
El umbral de audición (la intensidad mínima que ha de tener un sonido para ser percibido) de una persona con hipoacusia, es igual o mayor de 25 decibelios. Si alguien sufre pérdida de audición, estos problemas de audición pueden implicar dificultades en el lenguaje y el habla.
Tipos de hipoacusia
El grado de hipoacusia se define de acuerdo a la capacidad del sujeto de escuchar sonidos de diferente intensidad.
La hipoacusia o sordera puede clasificarse de varias formas:
- De manera cuantitativa: basándose en cuánto se ha perdido de la capacidad de audición.
- Locutiva, vinculada al lenguaje.
- Etiológica, según las causas medioambientales o genéticas.
- Topográfica, determinada por el sitio donde se halla la lesión causante de la pérdida de audición.
La clasificación más habitual de hipoacusia es la cuantitativa, que permite indicar si una persona sufre de hipoacusia leve, moderada, grave o profunda, según las frecuencias que no logra escuchar.
- Pérdidas leves: el umbral de audición se sitúa entre 20 y 40 decibelios.
- Pérdidas medias: la pérdida auditiva se halla entre 41 y 70 decibelios
- Pérdidas severas: la pérdida auditiva se sitúa entre los 71 y 90 decibelios.
- Pérdidas profundas: en este caso, la pérdida auditiva se sitúa entre los 91 y 100 decibelios.
¿Cuáles son las causas de la hipoacusia?
Las causas de esta enfermedad pueden ser muchas y se dividen en dos categorías bien diferenciadas:
- La primera categoría es la que corresponde a la hipoacusia conductiva, cuya principal causa es una deficiencia mecánica en la zona del oído externo o el oído medio. Puede ocurrir que los huesos llamados osículos no conduzcan bien el sonido, el tímpano no vibre con la suficiente intensidad, o por la presencia de líquido en el oído medio.
- La segunda, es la hipoacusia neurosensorial, un trastorno en el oído interno provocado porque las células encargadas de transmitir el sonido a lo largo del oído se encuentran lesionadas, no funcionan con regularidad o han muerto.
- A diferencia de la hipoacusia conductiva, la neurosensorial no es reversible; aquellas personas que padecen ambos tipos, se dice que tienen una hipoacusia mixta.
La pérdida de audición puede existir ya en el momento del nacimiento (causas congénitas) como producirse a cualquier edad (causas adquiridas).
Además, se le llama hipoacusia congénita a aquella que es provocada por anomalías que se transmiten de forma genética. En algunos casos se debe a genes nocivos que provocan malformaciones en las estructuras del oído, a síndromes genéticos (cabe señalar que se conocen más de 400) o a infecciones que se transmiten al bebé cuando se encuentra en el útero materno (entre ellas se encuentra la toxoplasmosis, sarampión o escarlatina).
Diagnóstico y tratamiento
La hipoacusia se detecta gracias a una audiometría. Ésta es una prueba donde se realizan una serie de exámenes para corroborar qué tipo de hipoacusia existe y cuál es su gravedad.
Además, también puede detectarse gracias a una tomografía computarizada. Se utiliza esta técnica si se cree que puede haber un tumor o fractura en la cabeza.
Otra prueba que se utiliza para detectar hipoacusia es una impanometría. Esta prueba permite evaluar qué tipo de movilidad tiene la membrana del tímpano.
Por último también está la resonancia magnética. Un estudio que permite descartar cualquier causa física presente en el oído o el cerebro.
Otras evaluaciones permiten desarrollar el diagnóstico de la hipoacusia son:
- El test de Schwabach
- El test de Weber
- El test de Rinne
- El test de Gellé
- La audiometría tonal supraliminar
En lo que respecta al tratamiento de la hipoacusia, en algunos casos existen soluciones quirúrgicas, para mejorar la capacidad auditiva del paciente. En otras situaciones, no hay cura posible para el déficit, tal es el caso de la hipoacusia neurosensorial donde la única forma de combatirla es a través de un dispositivo que realice la labor del oído, el audífono.
En el caso de las personas que son absolutamente sordas, se realizan implantes cocleares, los cuales consisten en transductores que convierten las señales auditivas en señales eléctricas que logran estimular el nervio de la audición; dichas señales son procesadas por el dispositivo para permitir la comprensión de los sonidos por parte del paciente.
Sordera e hipoacusia, ¿es lo mismo?
Cuando la hipoacusia ocurre en un solo oído se denomina hipoacusia unilateral e hipoacusia bilateral en el caso de la pérdida auditiva de ambos oídos. Además, una persona sorda será incapaz o tendrá problemas para escuchar. También, puede ser un rasgo hereditario o consecuencia de una enfermedad, traumatismo, exposición a largo plazo al ruido, o medicamentos agresivos para el nervio auditivo.
La diferencia entre hipoacusia y sordera es el grado de intensidad de la pérdida auditiva. Las personas que tienen hipoacusia sufren una pérdida auditiva de no más de 70 dB. Sin embargo, las personas con sordera tienen pérdidas de más de 70 dB de su capacidad auditiva.
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