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Millones de niños viven actualmente en zonas muy expuestas a los efectos del cambio climático. Más de 500 millones se sitúan en lugares muy propensos a sufrir inundaciones y alrededor de 160 millones viven en países donde las sequías son cada vez más habituales.
En GNDiario estamos muy preocupados por el impacto que el cambio climático puede tener sobre los niños de hoy y de mañana. Por ello, apoyamos y damos difusión a palabras de Unicef, que afirman que apenas un 34 % de los planes climáticos de los países para reducir emisiones de gases de efecto invernadero abordan las necesidades y las prioridades de los niños, según un informe dado a conocer en el marco de la Cumbre del Clima de Glasgow, conocida como COP26.
Los cambios en el clima intensificarán las sequías, las inundaciones y las olas de calor que, a su vez, incrementan la propagación de los peores enemigos de la supervivencia infantil como la desnutrición, la malaria o la diarrea.
"Las elevadas cifras subrayan la necesidad de actuar urgentemente", dice Anthony Lake, director ejecutivo de Unicef. "Los niños de hoy son los menos responsables del cambio climático pero son ellos y sus hijos los que tendrán que vivir con sus consecuencias. Y, como suele ser habitual, las comunidades más desfavorecidas se enfrentan a las mayores amenazas".
A pesar de que los planes climáticos mencionan el impacto de la crisis climática en los niños, muy pocos han convertido estas palabras en acciones significativas
El informe de Unicef, titulado ‘Creando políticas climáticas y medioambientales para y con la infancia y la juventud’, examina las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés) que los países actualizaron antes de la COP26 en virtud del Acuerdo de París para limitar el calentamiento global a entre 1,5 y 2 grados con respecto a la era preindustrial.
"Se espera que 2021 sea uno de los años más cálidos registrados, según nuestros compañeros de la Organización Meteorológica Mundial. Y a medida que el termómetro refleja un aumento de las temperaturas, también aumenta la presión sobre los gobiernos para que tomen medidas contra el cambio climático en la COP26”, apuntó Gautam Narasimhan, líder mundial para el Clima, Energía y Medioambiente de Unicef en una rueda de prensa en Ginebra (Suiza).
Narasimhan subrayó que “los líderes mundiales han hecho muchas declaraciones en sus planes climáticos en las que las palabras 'niños' y 'jóvenes' se han mencionado varias veces”. “Pero, a pesar de hablar del impacto de la crisis climática en los niños, muy pocos han convertido estas palabras en acciones significativas que realmente tengan en cuenta a los niños y niñas”, añadió.
Según el informe, solo 35 de los 103 planes climáticos nacionales analizados son sensibles a la infancia, uno de cada cinco alude de manera significativa a los derechos de los menores o la justicia y la equidad intergeneracionales, y apenas un 12 % indica que niños y niñas participaron en el desarrollo de sus planes.
“Los países hablan con acierto de considerar e incluir a los niños y niñas, pero los planes climáticos dejan vacías sus promesas. Los niños y los jóvenes aportan energía, liderazgo e ideas y, sin embargo, los líderes siguen respondiendo con palabras vacías a sus demandas”, aseveró Narasimhan.
La crisis climática es una crisis de derechos de la infancia
Unicef apuntó en un informe el pasado agosto que el 99 % de los 2.200 millones de niños del mundo están expuestos a al menos una amenaza ambiental, como olas de calor, ciclones, inundaciones, sequías, enfermedades transmitidas por vectores, contaminación del aire e intoxicación por plomo.
Además, cerca de 1.000 millones de niños viven en países que se encuentran en ‘riesgo extremadamente alto’ de sufrir las amenazas del cambio climático. Estos menores afrontan múltiples conmociones climáticas agravadas que amenazan su salud, educación y supervivencia.
Para responder a la crisis climática con los intereses de los niños en el centro de las decisiones de la COP26, Unicef propuso tres medidas, entre ellas incrementar la inversión en adaptación y resiliencia climática, pues los niños de las comunidades que menos han contribuido a las emisiones globales se enfrentarán a los mayores impactos del cambio climático.
Otra es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 45 % para 2030 en comparación a los niveles de 2010, pues “los niños del mundo no pueden permitirse más retrasos”, según Narasimhan.
Y la tercera se refiere a incluir a los jóvenes en las negociaciones y decisiones sobre el clima, ya que están “infrarrepresentados” pese a que son los más interesados en soluciones sostenibles.
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