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La actividad humana facilita la colonización de las plantas invasoras en los ecosistemas mediterráneos, según un estudio de la Universidad de Barcelona (UB) publicado en la revista 'Trends in Plant Science' y firmado por el catedrático Sergi Munné-Bosch, que alerta de que solo las acciones preventivas y la conservación del medio natural evitarán la diseminación de estas plantas.
“Estas invasiones biológicas las causamos los humanos, creando una gran presión de propágulo (número de semillas o componentes vegetales que llegan a un área determinada) en estos hábitats fragmentados”, según el catedrático de la Facultad de Biología, el Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) y el Instituto de Investigación en Nutrición y Seguridad Alimentaria (INSA) de la UB, Sergi Munné-Bosch.
Las plantas invasoras tienen al ser humano como gancho para colarse en nuevos ecosistemas
Algunas plantas invasoras pueden formar bancos de semillas persistentes que perduran enterrados en el suelo durante muchos años, lo que hace que su erradicación sea prácticamente imposible.
La resistencia y la capacidad de dispersión de las plantas invasoras transformó la flora que se encuentra en el litoral mediterráneo. La flora autóctona, por el contrario, no dispone de mecanismos de racimo eficientes como los de las plantas invasoras.
El trabajo, centrado en los géneros Carpobrotus, Acacia, Agave y Opuntia, revela estrategias sofisticadas de estas plantas invasoras para poder ocupar nuevos hábitats con éxito y desplazar la flora autóctona.
“Son plantas resistentes a las cambiantes condiciones asociadas al cambio climático y muestran una combinación de reproducción clonal y sexual para poder colonizar nuevos espacios con gran rapidez”, detalla el catedrático.
Actualmente, es suficiente con pasear por los caminos de ronda de la Costa Brava y otros puntos de alrededor para ver los efectos de estas plantas, según afirmó la universidad.
También, el caso del género Opuntia es muy “evidente” en todo el litoral del Alt Empordà y del sur de Francia, entre otros lugares con hábitats fragmentados, que son los espacios más “susceptibles” de ser colonizados por plantas invasoras, subraya Munné-Bosch.
A pesar de todos los esfuerzos que se puedan llevar a cabo, algunas de estas especies ya integradas serán altamente difíciles de erradicar del ecosistema que han colonizado
Los ecosistemas son muy subceptibles a los cambios, por lo que es muy importante que tengamos muy en cuenta que estas cosas podemos propiciarlas nosotros, así que es un aspecto más a tener en cuenta en nuestras actividades diarias, por el cuidado y protección de dichos entorno naturales.
Igualmente, destaca que “hay que prevenir la invasión de plantas invasoras donde todavía no se introdujeron por la acción del hombre”. Así, el investigador recalca que “aunque se hagan muchas campañas de concienciación, es muy probable que no se logre erradicarlas nunca en algunas zonas”.
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