La posverdad, un gran daño al rigor informativo

EmailFacebookTwitterLinkedinPinterest
27/02/2022 - 12:00
La posverdad frente al rigor informativo

Lectura fácil

La posverdad o mentira emotiva es una expresión que distorsiona la realidad de forma deliberada. Antepone las emociones y las creencias personales a los hechos objetivos, con el fin de manipular a la opinión pública e influir en las actitudes sociales. Así define la Real Academia Española de la Lengua (RAE) un término que ha dominado la escena política de los últimos años, llegando a torcer o cambiar voluntades.

De hecho, se conoce como política de la posverdad a un modo de hacer política que elude los hechos y llamadas a la acción para apelar a las emociones y creencias, eludir el interés público y centrar el debate en discrepancias que ignoran los hechos reales.

La consultora y analítica política Ana Belén Hernández Sánchez define este término como "una idea según la cual el que algo aparente ser verdad es más importante que la propia verdad". Prioriza una manipulación basada en recursos emocionales frente a la realidad de los hechos o veracidad. ​

Para algunos autores es sencillamente una falsedad encubierta en una expresión que pretende ocultar la propaganda política tradicional o el uso de las relaciones públicas como instrumento para influir en los medios de comunicación.

Posverdad, emoción y manipulación

El historiador italiano italiano Steve Forti considera la posverdad como un rasgo de nuestra época. Según la Wikipedia, Forti sostiene que es la extrema derecha quien ha recurrido a ella con más frecuencia. De hecho, Forti propone llamar a la ultraderecha del siglo XXI "extrema derecha 2.0".

Bastan como ejemplo las palabras del ultraderechista ruso Aleksandr Duguin, quien ha llegado a afirmar que "la verdad es una cuestión de creencias" y que "los hechos no existen".

Según el diccionario de Oxford, fue la palabra de 2016 en Reino Unido. Aquel año su uso se incrementó en un 2.000 % y superó a términos muy de moda durante aquel año como emoji o selfie, informa La Vanguardia. 2016 fue el año en que se celebró el referéndum sobre el Brexit, que provocó la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).

De hecho, son numerosos los periodistas y líderes políticos que consideran a la posverdad como responsable de la victoria del No a la Unión Europea en el referéndum británico celebrado el 23 de junio de 2016, y achacan al mismo término los triunfos electorales de los políticos ultraderechistas Donald Trump, en los EEUU, Jair Bolsonaro en Brasil y Sebastián Piñeira en Chile.

En todos estos casos se reprodujo un contexto similar, donde se manipuló a la opinión pública con el recurso a las emociones y la negación sistemática de los hechos.

Redes sociales

Los expertos aluden a las redes sociales como el fenómeno que expandió y popularizó este término. Sirvan como ejemplo las declaraciones a La Vanguardia del profesor Juan Francisco Jiménez, director de un máster universitario en Comunicación Digital y Nuevas Tecnologías.

"Fue la existencia de un entorno global de comunicación más amplio lo que posibilitó la irrupción del concepto. El imperio de la posverdad -señaló- ha sido posible gracias a un entorno digital en el que las emociones y, por tanto, la opinión pública, se condicionaban por agentes distintos a los canales convencionales de información”.

El citado experto puso como ejemplo de dichos agentes de todo esto a los “influencers”, las campañas de opinión digital, los bulos o fake news, las redes sociales o los blogs.

El actual dominio de la opinión sobre la información en los medios de comunicación es una clara consecuencia de la posverdad. Aludimos en ese sentido al pensamiento de un filósofo clásico considerado uno de los grandes sabios de la Historia de la Humanidad. Decía Platón que la doxa u opinión del pueblo era "una forma de semiignorancia opuesta al saber y a la ciencia".

Añadir nuevo comentario