Lectura fácil
El presidente del Hoffenheim alemán, Dietmar Hopp, es dueño de la empresa CureVac, que se encuentra desarrollando la vacuna del COVID-19. Así lo asegura el diario alemán Der Spiegel.
La expectación por encontrar la vacuna ha llegado hasta la Casa Blanca. El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, estuvo “muy interesado” en hacerse con la empresa teutona y atraer a sus científicos a tierras estadounidenses.
Hopp declaró que esperan “poder desarrollar una vacuna eficaz contra el virus pronto y debe proteger a las personas en todo el mundo”.
Hopp salta a la palestra por su insistencia en encontrar la vacuna al COVID-19
Dietmar Hopp saltó a los medios en los últimos meses tras estar en la diana de los ultras. El mandatario alemán utilizó su historia con las salchichas para decir que no existe un deporte que no haya sido reconvertido a negocio: “¿Qué sería un fútbol puro? ¿Un deporte de aficionados que jugaran por un frasco de salchichas? Eso ya no existe. Esa es la evolución que se ha dado porque la mayoría así lo ha querido”.
Ello le ha valido que en estadios de toda Alemania se le echen encima y le critiquen tras tener más del 90% del accionariado del club. Sin embargo, Dietmar Hopp ha conseguido invertir la mala imagen que tenía entre la población alemana. Hopp es el dueño de la empresa CureVac. Es una empresa biofarmaceútica con sede en Alemania que desarrolla vacunas para enfermedades infecciosas y medicamentos para tratar el cáncer y las enfermedades raras.
Su nuevo reto es desarrollar una vacuna para el COVID-19. Ha recibido una oferta de Trump para desarrollar la vacuna para USA, la cual ha rechazado. El empresario ha asegurado que “primero hay que probarla en animales y después, en humanos. Eso sí, creo que debería estar disponible para otoño, momento en el que probablemente llegue una nueva ola de infecciones”.
Además ha alabado la disciplina de sus trabajadores: “No me importa lo que podría significar para mí. Lo que de verdad me importa es que la empresa obtenga la recompensa por estar 15 años trabajando en investigación. También tuvimos que sufrir algún que otro revés, pero nunca dudé. Seguí financiando, y eso me llena de alegría”.
El multimillonario alemán, Dietmar Hopp, tuvo una infancia sencilla
Hopp vivió sus primeros años en una aldea al sur de Alemania. Tras la rendición del Tercer Reich, los habitantes de Hoffenheim se dedicaron a restañar sus heridas y los jóvenes volvieron a correr detrás de la pelota.
Dietmar Hopp, cuando era pequeño jugaba de delantero. En aquel tiempo, un carnicero siempre ofrecía premios al equipo. “Sabía de mi debilidad por las salchichas caseras de hígado y me regalaba un frasco por cada gol que conseguía. Así me gané a los otros compañeros estudiantes que vivían conmigo. Podía compartir con ellos uno, dos, hasta tres frascos”.
En aquél tiempo su madre no veía mejor futuro para el muchacho que dejar la pelota y dedicarse a la docencia. Ni una cosa, ni la otra. Encontró como ingeniero en telecomunicaciones el camino del éxito.
Hopp lleva treinta años en la gestión deportiva
Dietmar Hopp empezó a colaborar con el Hoffenheim hace tres décadas. El empresario alemán compró primero balones e indumentaria y veinte años después construyó un estadio de treinta mil espectadores.
La organización filantrópica, que es una de las más importantes de Europa, respalda también acciones a favor de grupos marginados. “Mi compromiso empresarial me hizo independiente. Para mí, la independencia significa que puedo seguir mi convicción interna y cumplir con mi obligación social”.
Hace doce temporadas, el FC 1899 Hoffenheim logró llegar a la Bundesliga después de un camino de 18 años desde el fútbol amateur. Tras años de permanencia, los alemanes llegaron a la cumbre europea: a la Champions League. Quedó último con el Manchester City, Olympique de Lyon y Shaktar Donetsk.
Añadir nuevo comentario