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Igual que ocurrió con el oro en su momento, hay quienes todavía no son conscientes de lo que tienen entre manos cuando desechan residuos electrónicos. Nuestros dispositivos electrónicos, esos que desechamos con naturalidad cuando han dejado de ser tan útiles como antes, o simplemente hemos dejado de usarlos, están compuestos por decenas de materiales de todo tipo. Desde plásticos hasta metales, metales como el oro.
A pesar de que nuestros dispositivos sigan siendo valiosos aunque sus funciones se hayan visto mermadas o simplemente obsoletas, nuestro primer impulso es deshacernos de ellos. Esto se debe principalmente al modelo de consumo, la cultura de usar y tirar y la dificultad para el reciclaje de este tipo de aparatos. El Observatorio Mundial de Residuos Electrónicos revela que los elementos más abandonados son los teléfonos móviles, discos duros, monitores, módems, impresoras, cables y televisores.
Hasta donde podemos llegar con los residuos electrónicos
De toda esta variedad de elementos, podemos llegar a extraer una importante cantidad de material valioso, aunque una parte será imposible de rescatar o reutilizad. La composición de estos residuos electrónicos contiene un 72% de materiales que se pueden reciclar, un 25% de materiales que pueden ser reutilizados y un 3% de residuos tóxicos, como tubos de rayos catódicos, placas de circuitos integrados y gases de refrigeración.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) destaca que los residuos electrónicos son la categoría de desperdicios que más rápido crece a nivel global y requieren un tratamiento especial debido precisamente a este 3 % de toxicidad. Aproximadamente 50 millones de toneladas de desechos electrónicos se descartan anualmente en todo el mundo, sin hacerle un tratamiento adecuado para su correcta reutilización.
Sin embargo, es esencial tener en cuenta que estos dispositivos electrónicos todavía pueden tener un segundo ciclo de vida. Existen emprendimientos y proyectos que les dan una nueva utilidad, y reciclarlos contribuyen al bienestar del planeta. A pesar de ello, actualmente únicamente alrededor del 5% de estos residuos se recupera o recicla, y la mitad de los teléfonos móviles en desuso se almacenan por desconocimiento sobre cómo desecharlos adecuadamente.
¿Qué opciones tenemos?
Si bien es cierto que resolver el problema de los residuos electrónicos requiere un trabajo a nivel mucho mayor y de cooperación internacional, desde nuestros hogares también podemos poner de nuestra parte, siguiendo estos consejos:
- Optar por adquirir productos que prioricen la reutilización de sus componentes.
- Procurar extender al máximo la vida útil de nuestros dispositivos.
- Abstenernos de reemplazar objetos que aún funcionan o de repararlos si es posible.
- Lleve los dispositivos descartados a iniciativas o programas que los reciclen. Es importante investigar en cada región.
Reducir el impacto medioambiental de los residuos electrónicos empezará a convertirse en una prioridad en breve, debido a su creciente acumulación y a lo difícil que resulta su reciclaje. Para adelantarnos al problema, es esencial promover la concienciación social sobre el tema y participar desde nuestros hogares en reducir este tipo de desechos.
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