Lectura fácil
'Road Ramos' tiene talento. Un talento pulido a base de esfuerzo que rompe con los tópicos manidos y derriba estereotipos con su voz robusta pero llena de sutilezas, riffs rockeros tocados con una Alhambra acústica, o melodías elegantes, que salen de una Stratocaster bien distorsionada.
Rocío lleva desde los 16 años en la música, pero no fue hasta 2014 cuando vio la luz su primer trabajo, 'El desmontaje del productor', en el que fue la encargada de la producción musical y la ejecutiva. Sí, además de componer, tocar la guitarra con un dominio absoluto y cantar, produce.
Por ello, me vais a permitir, estas palabras sobre el concierto de Road Ramos el pasado sábado en Madrid. Palabras que salen de alguien que todavía duda si la admiración es mayor cuando 'La Road' sube al escenario o cuando se baja de él.
La música está para escucharla y sentirla
Cuando está debajo abraza, es cómplice, aconseja y sonríe cuando las cosas salen bien, que eso ya es mucho; pero es que cuando está arriba, llena, ruge, reivindica, se abre en canal y al segundo te pone a botar.
“Mis canciones son esta montaña rusa de emociones, tan pronto nos da el subidón como el bajón, como la mismísima vida, vamos” decía; y es tan verdad. Sin duda, acompañada de su bandón de mujeres, Irene Cano (Violín), Lorena Cortés (batería), Pilar Aparisi (guitarra) y de su ya inseparable Alain al piano, Road Ramos nos hizo disfrutar esa noche como se disfrutan las cosas más fáciles, que parecen las más simples pero no lo son.
Los nervios que sientes dentro cuando tienes muchas ganas de ver a alguien, valorar que escuchen la música que te gusta con tal de conocerte más, coincidir con amigas que hace tiempo que no ves en la cola del mismo concierto, sentir que fluyen todas las emociones existentes por tu cuerpo, de principio a fin.
No quiero sonar Mr. Wonderfull
...y estoy sonando quizá un poco Mr. Wonderfull, pero de verdad hacía mucho tiempo que en un concierto no notaba tanta energía.
Mirase adónde mirase había alguien llorando con 'Huye de este plan', canción que cuenta la historia de superación de un cáncer. Mirase adónde mirase, mientras yo pegaba brincos, veía a parejas besarse y abrazarse cuando Road Ramos versionaba 'Chivo Expiatorio'.
'El himno del silencio' (altamente recomendable para vuestros oídos) nos dejó a todas y todos sin palabras, nunca mejor dicho. Con 'El día que quieras' reivindicó la lucha interna de no buscar el valor de ti mismo en la valoración de los demás.
Y el broche final, el último bis, el “de verdad no me dejan cantar más tiempo” lo puso 'El desmontaje del productor'.
Salimos de la sala Alevosía con una sonrisa inmensa
Pero inmensa inmensa, y creo que todo aquel que pasaba en ese momento por la calle Andrés Borrego también sonreía por vernos sonreír así.
Pd. Por mucho que se palpe el cariño en mis palabras (no he podido ni querido evitarlo), prometo haber sido objetiva. Háganse un favor y escúchenla.
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