El impacto silencioso de la industria musical en la salud de los artistas

En 'Bodies. Vida y muerte en la música', Ian Winwood, veterano periodista musical, desentraña la relación entre la industria musical y la salud de los artistas. Con su experiencia personal y relatos de otros músicos, Winwood aborda la problemática sistémica que lleva a la enfermedad y la tragedia en el mundo de la música. El libro ofrece una mirada cruda a los estragos del alcohol y las drogas, conectando experiencias individuales para revelar un patrón preocupante en la industria.

'Bodies' de Ian Winwood y la salud en la industria musical y en la prensa

El libro "Bodies. Vida y muerte en la música" de Ian Winwood va más allá de las biografías que glorifican la relación entre música, alcohol y drogas. Winwood, con su experiencia en el periodismo musical, explora por qué tantos músicos enfrentan problemas de salud. El autor conecta su propia experiencia con la de artistas como Metallica y Green Day, ofreciendo un espejo a una industria musical disfuncional e irresponsable. 

El fácil acceso a alcohol y drogas en este entorno plantea preguntas sobre las dinámicas aceptadas en la industria. Winwood sugiere que esta cultura ha persistido para distraer a los músicos de cuestionar su participación en la distribución de beneficios.

La obra de Ian Winwood, revela un entorno laboral enfermizo en la industria musical. A través de entrevistas con músicos y profesionales de la salud mental, Winwood destaca la naturalización de comportamientos destructivos, como el fácil acceso al alcohol y las drogas, contribuyendo a crisis nerviosas y colapsos emocionales. El alto índice de suicidios y muertes por sobredosis entre músicos subraya la gravedad del problema. 

Mientras el batería Grant Hutchinson advierte que la industria no es segura para personas vulnerables, el debate sobre la salud mental gana terreno, aunque la industria aún normaliza hábitos extremos. A pesar de los esfuerzos, persisten las deficiencias en los mecanismos de ayuda a músicos con problemas de adicciones, evidenciando la urgencia de cambios en esta cultura laboral.

¿Cómo avanza esta situación en el tiempo?

Al sumergirse en las páginas de "Bodies", surge una cuestión fundamental: ¿necesitan los músicos un psicólogo o un sindicato? Will Gould, líder de Creeper, destaca la facilidad de acceso a drogas y alcohol en la industria musical en comparación con la obtención de salarios dignos. Ian Winwood señala que no todos en el entorno musical se involucran en sustancias, pero la dinámica del negocio favorece el agotamiento y el síndrome de Estocolmo, con resultados potencialmente letales.

La presión de que el espectáculo debe continuar a cualquier costo contribuye a la autoexplotación en trabajos creativos, donde rendirse a mitad de camino puede arruinar una carrera. Winwood destaca la complejidad de los contratos iniciales de los grupos, estructurados para maximizar las ganancias de la industria. 

A medida que los años avanzan, la situación parece más irreversible, y los músicos, incluso ante condiciones agotadoras, temen expresar quejas. Winwood subraya que las nuevas bandas, a menudo compuestas por jóvenes, aceptan las condiciones existentes, influenciadas por la idea de que las cosas siempre han sido así. La complejidad del negocio musical y la falta de apoyo sistemático plantean la pregunta de si se necesitan cambios estructurales o una mayor conciencia colectiva para mejorar la salud y las condiciones de los músicos.

Una relación entre la música y las adicciones

"Bodies" de Ian Winwood desafía la inercia periodística al abordar la relación entre música y adicciones con profundidad y responsabilidad. El autor reconoce su atracción por el lado oscuro, señalando la tendencia a glorificarlo en el periodismo musical. Winwood también destaca patrones nocivos en el gremio, donde la línea entre periodismo y propaganda se difumina. 

En su experiencia, ha observado la presión de favorecer a artistas influyentes incluso cuando la opinión crítica difiere. El libro, al centrarse en las vidas afectadas por la maquinaria del espectáculo, desafía la normalización de la explotación y autodestrucción en la industria musical, abogando por una conexión inseparable entre salud y bienestar económico.