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La historia de Shella Badaseraye comenzó en 2007 cuando su hija sufrió un ataque epiléptico. Shella necesitó la ayuda de una vecina para atenderla y decidió cambiar su vida. Hace tres años, Shella Badaseraye comenzó a practicar halterofilia hace tres años. Además de practicar deporte, la atleta africana trata de cuidar de su hija.
Por ello, ha renunciado a pagar la subida de alquiler que le ha propuesto el dueño de la vivienda en la que vivía: “El dueño no me echa por no pagar, simplemente yo no acepté el nuevo contrato que me proponía y que suponía subir el alquiler de 550 a 700 euros”.
Los gastos mensuales de los tratamientos de la hija de Shella Badaseraye ascienden a 800 euros
La hija de Shella Badaseraye tiene parálisis cerebral y los tratamientos para que la enfermedad no se agrave ascienden a 800 euros mensuales: “Yo soy madre soltera y tengo mi centro. Por suerte puedo trabajar, pero los gastos de la niña siempre van a ir por delante del pago de un alquiler que yo no me puedo permitir”.
Además, tal y como cuenta Shella, los alquileres en Mallorca se encuentran disparados: “Es un problema muy grande para cualquier persona”. Aparte, es la segunda vez que le ocurre un hecho similar.
Tener una vivienda es un derecho fundamental
Sabemos que tener una vivienda a un precio asequible es un derecho fundamental. Por ello, el año pasado, varias ONG impulsaron la Campaña de Personas Sin Hogar. Cáritas junto a otras organizaciones denunciaron que “No tener casa mata”. Las cifras son claras: se estima que cerca de 800.000 hogares y 2,1 millones de personas sufren situaciones de inseguridad en la vivienda (VIII Informe Foessa sobre Exclusión y Desarrollo Social en España).
Cáritas conoce de primera mano estas situaciones de precariedad extrema gracias al trabajo de acogida y apoyo que se ofrece anualmente a las casi 40.000 las personas en situación de sin hogar acompañadas desde los proyectos desarrollados en todo el país por el conjunto de la Confederación. El responsable del Programa de las Personas Sin Hogar, Enrique Domínguez, ha declarado que: “no tener casa impide tener un hogar, unas relaciones sociales normalizadas, un espacio básico de protección, además de suponer un serio impacto en la salud física y mental”.
El Covid – 19 agrava la crisis del sinhogarismo
No tener una vivienda agrava la crisis del sinhogarismo durante la crisis del Covid – 19 puesto que, los relatores de la ONU señalan como los gobiernos que, es muy importante cuidar la higiene: manos, distancia… Esas dificultades son especialmente graves en un país como España, que carece de un parque de vivienda social en alquiler adecuado: únicamente cuenta con cerca de 275.000 viviendas de ese tipo, lo que supone tan solo el 1,5 % del parque de viviendas principales (datos del Informe de la Defensoría del Pueblo “La vivienda protegida y el alquiler social en España 2019”).
¿Cuáles son las propuestas para acabar con el sinhogarismo?
- Es necesario incrementar el esfuerzo realizado por la Administración pública en materia de rehabilitación y mantenimiento del parque de viviendas, y promoción de vivienda en alquiler social de forma preferencial.
- Definir e implementar una estrategia específica de lucha contra la exclusión residencial/sinhogarismo, basada en un enfoque de derecho humano a la vivienda con dotación presupuestaria adecuada y apoyada en la coparticipación de los distintos niveles administrativos y administraciones.
- Continuar con la medida extraordinaria de paralización de desahucios y desalojos sin alojamiento alternativo en vivienda habitual en alquiler. Según datos del Consejo General del Poder Judicial, en 2019 en España se realizaron 54.006 desahucios; aunque las cifras suponen un 9,5% menos que en 2018, siguen reflejando una realidad dramática: casi 150 desahucios diarios, 6 cada hora.
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