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Solo una simple palabra ha traído de cabeza a escritores, hablante y a la Real Academia Española (RAE) por más de una década. La controversia con esta palabra se inició en el momento en el que la institución española, encargada de recopilar, recoger y oficializar el uso de las palabras, decidió que emplear la tilde en ella no era necesario y que por tanto podía suprimirse. Los más conservadores de la lengua, entre ellos escritores como Mario Vargas Llosa o Javier Marías, se negaron a tal eliminación.
La lengua, y por tanto el lenguaje, están vivos. Van cambiando y mutando, desarrollándose y adaptándose a las necesidades de las personas y la sociedad. Esta idea fue la que generó el nuevo paradigma en el que se asientan las normas de escritura y del habla en la actualidad. Una idea que ha conseguido que nuevas palabras, o pronunciaciones de las mismas, se den como validas a pesar de que antes corríamos el riesgo de ganarnos un suspenso por usarlas de esa manera. Así ha pasado con 'solo'.
'Solo' ante la ambigüedad
En 2010, la RAE decidió que era momento de eliminar el uso de la tilde en la palabra 'solo', una palabra que puede llegar a usarse para distintas funciones, desde ser un adverbio hasta un adjetivo. Esta ambigüedad era la que exigió durante varios años que la palabra llevase una tilde en la primera vocal. Pero los expertos de la institución, consideraban que estas diferencias debían diferenciarse a cargo del locutor.
Desde el mundo de la literatura se armó un importante revuelo ante esta noticia, que ha supuesto una batalla intensa entre escritores que se negaban a despojarse de su tilde cada vez que invocaban a la palabra 'solo', y aquellos académicos que insistían en que no era necesaria, que la adaptación a los usos sociales no lo exigían y que por tanto debía desaparecer. La misma suerte sufrieron otras palabras como "este, ese y aquel", junto con sus femeninos y plurales.
Sin embargo, 12 años más tarde y tras constantes pugnas por una tilde, la palabra 'solo' podrá volver a llevar a su compañera en un caso excepcional. La RAE ha cedido admitiendo que se puede tildar únicamente cuando esta palabra funcione como adverbio "y si hay riesgo de ambigüedad, pero se recomienda no tildarlo ni siquiera en esos casos y resolver la ambigüedad de otra manera”.
La reivindicación desde la literatura
Lo cierto es que esta batalla poca importancia ha tenido para aquellos que se centran más en el lenguaje hablado, ya que en el la diferencia es imperceptible. Sin embargo, no lo ha sido tanto para la literatura. Escritores como Pere Gimferrer, Javier Marías o Mario Vargas Llosa, han estado tildando el adverbio de 'solo' en una protesta 'pacífica' por su medio, pero encarnizada en el plano de la literatura y que se ha resuelto con una victoria más salomónica que contundente.
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