El siglo XXI nos ha dado muchas cosas buenas, como por ejemplo las videollamadas. Y nos ha dejado otras no tan buenas, por ejemplo las calls, como se empeñan en decir en algunos trabajos porque en inglés todo suena más importante, aunque no lo sea.
Las actividades digitales a causa de los confinamientos y de las restricciones provocadas por el coronavirus han hecho que el tráfico de Internet se haya disparado.
El 38 % de las adolescentes y jóvenes en España asegura haber cambiado su forma de expresarse, dejando de manifestar sus opiniones, reduciendo el uso o directamente abandonado las redes sociales.
La tecnología ayuda en la actualidad a muchas personas que nacieron o que en el transcurso de sus vidas presentaron algún tipo de discapacidad, como en este caso la ceguera.
Los delitos por ciberdelincuencia han aumentado. Estamos acostumbrados a la llegada de correos engañosos pidiéndonos la recogida de un supuesto paquete olvidado, problemas con el banco o llamadas extrañas.