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El presidente estadounidense, Donald Trump, respondió este miércoles a las críticas contra los centros de detención migratorios e indicó que si los inmigrantes no están satisfechos con las condiciones de reclusión que no entren al país.
"Si los inmigrantes ilegales no están satisfechos con las condiciones de los centros de detención construidos o reacondicionados rápidamente, solo díganles que no vengan. ¡Problema resuelto!", escribió Trump en su cuenta de Twitter.
Esta situación ha enfrentado su Administración a causa de la observación de las condiciones de los centros a los que son llevados los inmigrantes detenidos por las autoridades tras entrar ilegalmente a Estados Unidos. E incluso la situación de los centros en los que permanecen aquellos que esperan respuesta a su solicitud de asilo.
"Nuestra gente de la Patrulla Fronteriza no son trabajadores de hospitales, médicos o enfermeras", sentenció el gobernante en otro mensaje, y consideró que el problema son las malas leyes de inmigración de los demócratas que, opinó, "podrían solucionarse fácilmente".
"Muchos de estos inmigrantes ilegales están viviendo mucho mejor ahora que donde vienen y en condiciones mucho más seguras" agregó Trump
El mandatario se quejó de lo que consideró "solo política" y advirtió que si los demócratas realmente quieren arreglar la situación, deben cambiar "las leyes migratorias y los vacíos legales". "Algo tan fácil de hacer", añadió.
"Si realmente quieren arreglar la crisis en la frontera sur, tanto humanitaria como de otra índole, díganle a los inmigrantes que no vengan a nuestro país a menos que estén dispuestos a hacerlo legalmente y a través de un sistema basado en el mérito. ¡De esta manera no tenemos ningún problema en lo absoluto", puntualizó.
Las condiciones de los centros
Tras ver la luz un informe de un grupo de abogados que visitó una instalación en Texas, en la que permanecían menores inmigrantes no acompañados, se advertía que los pequeños vivían en condiciones insalubres.
Al centro, ubicado en Clint (Texas), han acudido políticos, congresistas y activistas para reclamar mejoras en las condiciones de reclusión de los inmigrantes, cuya entrada masiva ha sido considerada por Trump una "emergencia humanitaria".
La Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha reconocido hoy el hacinamiento extremo, estancias largas y riesgos para la salud en los centros de la Patrulla Fronteriza en el sur de Texas.
Tras una visita en junio a varios centros, el organismo de control elaboró un informe en el que alertó al DHS sobre la necesidad de atender el "peligroso hacinamiento y la prolongada detención de niños y adultos" en esa zona.
La mayoría de los adultos solteros no tuvo acceso a las duchas mientras estaba en custodia de la Patrulla Fronteriza, algunos de ellos hasta durante más de un mes, según el documento.
Los inmigrantes recibían, en cambio, toallitas húmedas, al tiempo que vestían durante días, semanas e incluso un mes la ropa con la que habían llegado.
Tres de las cinco estaciones visitadas no tenían acceso a duchas para niños, que tenían asimismo pocas oportunidades de cambiarse la ropa o de lavarla, agregó el informe.
La alarmantes cifras de inmigrantes
El informe indicó que en el momento de la visita habían alrededor de 8.000 inmigrantes en las comisarias de la Patrulla Fronteriza en el Valle del Río Grande, de los cuales unos 3.400 llevaban más de 72 horas y unos 1.500 más de 10 días.
Entre los detenidos había 2.669 menores de edad, de los que 826 (un 31 %) habían permanecido más del límite de 72 horas establecidas en los protocolos.
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