28/10/2021 - 14:44
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Un tuit de la diputada de Vox Carla Toscano se volvió en su contra el pasado lunes por no fijarse en lo que había sucedido diez minutos antes en el perfil de Twitter de la persona que quería criticar.
La última agresión machista sufrida por una mujer en Vitoria cuando regresaba a su casa durante la madrugada del domingo, concretamente en la zona del Batán, en el barrio de Mendizorroza, sirvió para que Toscano publicara en Twitter: "No te oigo", mencionando a Irene Montero.
Criticaba en Twitter que Irene Montero no reaccionase a la agresión, lo cual hizo diez minutos antes
Con este mensaje, publicado a las 12:35, criticaba así que la ministra de Igualdad no condenase la agresión, algo que Irene Montero había hecho solo diez minutos antes, a las 12:25.
Esto hizo que algunos usuarios reaccionasen:
Tras darse cuenta de lo ocurrido, Toscano no borró el tuit y publicó otro: “Atención: Irene Montero condena por fin una supuesta agresión de marroquíes a una mujer”.
Si bien las prisas por publicar no favorecen buenos resultados, especialmente en Twitter, donde prima la rapidez, los prejuicios también provocan incidentes como estos. Además de ser un caldo de desinformación, las redes sociales son capaces de expandir mensajes inciertos en cuestión de segundos.
La presencia de odio en redes sociales es también otro problema de estas herramientas. Un documental de Documentos TV, 'Cuando la red no es social', denuncia este mal, que sufren especialmente mujeres, inmigrantes y personas del colectivo LGTBI. Sara Giménez, del Departamento de Igualdad de la Fundación Secretariado Gitano, reconoce en el documental que les llegan casos de personas de etnia gitana que tienen "miedo" al recibir comentarios en Twitter o en otros canales.
"El discurso del odio juega un papel fundamental en la perpetuación de estereotipos discriminatorios, la estigmatización de colectivos y la contribución a su marginación", indica la publicación "El discurso del odio en las redes sociales: un estado de la cuestión", mencionado por RTVE, que desvela que ya en 2014 se publicaban en Twitter 10.000 mensajes diarios racistas en Reino Unido.
Consciente del odio que es capaz de expandirse en su red, en septiembre de 2020 Twitter amplió la lista de descalificativos que sancionaría para incluir los de edad, discapacidad o enfermedad. La influencia que pueden llegar a tener las redes sobre la población ha motivado a que incluso aparezcan 'bots' de perfiles falsos para influir en procesos electorales.
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