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París, 5 jul (EFE).- Un 15 % del gasto hospitalario en los países ricos se debe a errores en los tratamientos médicos o a infecciones contraídas por los pacientes mientras están internados que podrían ser evitadas "fácilmente" con mejor higiene y un uso adecuado de productos contra los microbios.
Así lo señala un informe conjunto publicado hoy por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial (BM), que llaman la atención sobre las consecuencias económicas y para la salud de los servicios sanitarios de baja calidad.
"En todos los países se constatan errores de medicamentos o de diagnóstico, tratamientos inadaptados o inútiles, estructuras o prácticas clínicas inadaptadas o peligrosas, así como personal carente de formación y competencias", señalan en un comunicado divulgado por la OCDE.
En los países ricos, un 7 % de las personas hospitalizadas corren el riesgo de desarrollar enfermedades nosocomiales (contraídas durante su internamiento) y en los países de ingresos bajos o intermedios ese porcentaje sube hasta el 10 %.
Además, un 10 % de los pacientes son víctimas de complicaciones durante su tratamiento en los países desarrollados.
La OCDE, la OMS y el BM subrayan que las enfermedades causadas por una atención deficiente acarrean gastos suplementarios para las familias y para los sistemas sanitarios que se cifran en "billones de dólares cada año".
En su estudio, los autores explican que en siete países africanos los sanitarios únicamente son capaces de hacer un diagnóstico correcto de entre el 25 y el 35 % de los casos.
Y las recomendaciones clínicas para patologías corrientes se aplican de media sólo en el 45 % de los casos.
"Sin servicios sanitarios de calidad, la cobertura médica universal no es más que una promesa vana", declaró el secretario general de la OCDE, el mexicano Ángel Gurría, que pidió más esfuerzo inversor para mejorar la eficiencia del sistema.
El presidente del BM, Jim Yong Kim, destacó que "los pobres son los primeros penalizados por unos servicios sanitarios de baja calidad, y eso no sólo es condenable desde el punto de vista moral sino también económicamente intolerable tanto para las familias como para los países".
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