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Se habla mucho del retraso del diagnóstico final sobre los orígenes del incendio que destruyó parte de la conocida catedral. Las suposiciones más diversas y catastróficas no se han hecho esperar porque se habla de un peligro inminente de derrumbe de Notre Dame.
Un vendaval podría provocar un derrumbe
En base a la información que publica ABC, Ioannis Stefanou, de los laboratorios «Navier», especializadas en mecánica de los materiales de construcción, y Paolo Vannucci, matemático miembro del laboratorio del Centro nacional de investigación científica (CNIC) de Versalles, estiman que un vendaval con fuertes vientos podría «destruir» los restos de Notre Dame.
Esta pareja de técnicos son autores de un informe técnico redactado hace tres años. Momento en el que llegaron a la conclusión de que había altos riesgos de un incendio en Notre Dame. En el mes de abril de 2016, los autores llegaron su informe técnico al gobierno de François Hollande.
Sin embargo, el gobierno de Hollande guardó un silencio sepulcral y prefirió «enterrar» aquella advertencia solemne. Pero ahora, tres años más tarde, el gobierno de Emmanuel Macron continúa sus estudios técnicos sobre el origen último del incendio que estalló la tarde del 15 de marzo pasado, sin llegar a conclusiones definitivas.
Un informe "alarmista": el derrumbe de Notre Dame por el viento
En paralelo a los estudios nombrados por el gobierno, Ioannis Stefanou y Paolo Vannucci han realizado un estudio propio. Al parecer sería un tanto alarmista. Y es que a juicio de estos dos investigadores, independientes, si París fuese víctima de un vendaval, con vientos que rozasen los 90 kilómetros por hora, la estructura de la catedral de Notre Dame correría el riesgo de «desmoronarse», agravando una histórica catástrofe. Por su parte, el ministerio de Cultura prefiere no pronunciarse al respecto y no agravar así este tipo de especulaciones.
La reconstrucción estará completada en 5 años
El gobierno de Emmanuel Macron confirma, siempre, el proyecto original de reconstruir Notre Dame en un plazo de cinco años. La puesta en pie del «operativo» que debe asumir tal ambición se prolonga con relativa lentitud. De hecho, fue necesario votar una Ley especial para gestionar las donaciones, financiación y trabajos prácticos. Ahora, se continúa trabajando en la convocatoria de un concurso internacional de arquitectos.
Mientras tanto, los alrededores de la histórica Catedral se han convertido en un «zoco» multicultural donde cada día se suceden nuevos «proyectos», «ideas» y «proposiciones», que no siempre son completamente delirantes. En ese marco, las advertencias que siguen pesando sobre el incierto destino de Notre Dame oscilan entre la pesadilla potencial y el riesgo imprevisible.
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