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La vacunación irregular fuera de protocolo de algún político, directivos sanitarios y personas ajenas a los grupos prioritarios en la Región de Murcia, la Comunidad de Madrid y Euskadi están ensombreciendo el plan de inmunización contra la COVID-19.
En estas comunidades autónomas se ha extendido la administración a colectivos distintos a los grupos designados en la primera fase de la Estrategia de vacunación. Por su parte, al conocer estos casos, el Ministerio de Sanidad ha insistido en que "hay que seguir la estrategia acordada y consensuada con las comunidades autónomas y que fija los grupos prioritarios en esta primera etapa".
Unos por un malentendido, otros para “dar confianza”, también porque “sobraban dosis"
La situación más polémica de esta vacunación irregular se ha producido en la Región de Murcia. El consejero autonómico de Salud, Manuel Villegas, parte de su equipo directivo y cientos de trabajadores de los servicios centrales de la Consejería han recibido una primera dosis de la vacuna. Entre los agraciados se encuentra, además, María Teresa Martínez de Ros, esposa de Villegas y directora general de Planificación, Investigación y Farmacia en el Ejecutivo murciano.
Después de conocerse el caso a través del diario La Verdad, Manuel Villegas comparecía para dar explicaciones. En un principio adujo que había recibido la dosis "como sanitario". Después ha dicho que se tomó la decisión de vacunar "después de que lo hiciera el personal sanitario que está en primera línea, según establece el protocolo nacional. No ha habido voluntad de ocultar nada ni de dar tratos de favor o privilegio". Tras resistirse a dejar su puesto como pedía Ciudadanos, socio en el gobierno regional del PP, Villegas ha terminado por dimitir. Sanidad ha repetido que esta acción no contaba con "ningún consentimiento" por parte del Ministerio.
Los expertos reclaman instrucciones “más precisas” en los protocolos para evitar disfunciones e interpretaciones erróneas
El goteo de malas prácticas no cesa. Salvador Illa pidió esta semana “responsabilidad y ética” en el proceso de vacunación y recordó que son los expertos del grupo de trabajo los que definen los grupos prioritarios. El próximo, por cierto, serán los ancianos mayores de 80 años. “Todos debemos predicar con el ejemplo, más los que tenemos responsabilidades públicas; creo que con eso ya lo he dicho todo”, zanjó el ministro.
Además del caso de Murcia, dos directores de hospitales vascos, el de Basurto y Santa Marina en Bilbao, han dimitido de sus puestos al conocerse que se habían puesto la vacuna. El Gobierno vasco ha explicado que Eduardo Maiz y José Luis Sabas (ambos exconcejales del PNV) se habían saltado el protocolo diseñado por el Servicio de Salud Vasco.
En la Comunidad de Madrid el problema ha surgido en el Hospital Clínico San Carlos. Allí, decenas de personas, antiguos trabajadores del centro ya jubilados, recibieron dosis de la vacuna durante el pasado fin de semana, según adelantó la Cadena SER. La dirección del hospital se escudó en que eran voluntarios que desarrollaban algunas actividades allí. Después tuvo que admitir que se había dispensado el fármaco a personas que no realizaban ningún voluntariado. En su versión, la asociación que convocó a los antiguos trabajadores se confundió y extendió la llamada a cualquiera.
Las dosis sobrantes
Explicaban el alcalde de El Verger, Ximo Coll, y su mujer, la alcaldesa de Els Poblets, Carolina Vives, que estaban tomando un aperitivo cuando les llamaron del centro de salud de El Verger: que sobraban siete dosis y si se querían ir a vacunar. No pertenecen a los grupos de la primera etapa de vacunación, pero la pareja, ambos del PSOE, aceptó y recibió, junto a otros cinco agentes de la policía local, la primera inyección. “Hay un montón de ancianos y personas de riesgo que me llaman para que les ayude con algo (…). Por eso pensaron que me debía vacunar, para no expandir el virus por el pueblo”, se justificaba.
“Para que la dosis no se eche a perder” es una de las excusas más recurrentes ante esta vacunación irregular. Y es que, de cada vial se extraen entre cinco y seis dosis y, una vez manipuladas, hay que administrarlas en pocas horas o tirarlas. El alcalde de Riudoms (Tarragona), Sergi Pedret (Junts per Catalunya) alegó esta situación. Lo mismo que en la residencia Casablanca de Madrid, donde se vacunó a familiares de los trabajadores y sacerdotes que visitan el centro.
A la excusa de las dosis sobrantes, el ministro Illa respondió tajante: “Hay que planificar las vacunas con la citación adecuada para que no sobren viales”. No hay un protocolo específico de qué hacer en ese escenario, aunque los expertos consultados sugieren buscar población de riesgo próxima a la que inyectar esas dosis. Se trata de tirar de sentido común, quizás no se puede protocolizar todo, pero hay que actuar con rapidez y aplicar criterios médicos de prioridad.
"No sobran dosis. Faltan dosis. No hay suficientes para que todos nos vacunemos mañana. Lo que hay que hacer es una planificación adecuada para que no sobren viales", afirmó Illa.
También queda en un limbo la vacunación irregular que ha iniciado el Ministerio de Defensa a los soldados que van a viajar a misiones internacionales. “Con arreglo a la Estrategia de Vacunación contra el COVID en España, el Ministerio de Sanidad ha facilitado al Centro Militar de Farmacia dosis de la vacuna para atender a la Sanidad militar y los supuestos excepcionales de las Fuerzas Armadas”, ha explicado una portavoz de Sanidad. Esos casos excepcionales son, según Defensa, las tripulaciones del buque de asalto anfibio Castilla y del cazaminas Tajo, con 200 y 60 marineros respectivamente, que saldrán en misión al extranjero en las próximas semanas.
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