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La aparición de la nueva variante ómicron y el primer aniversario de la administración de la primera dosis de la vacuna contra la Covid-19 ha llevado a la organización Amnistía Internacional (AI) a hacer un llamamiento para que aumenten las vacunas en los países con ingresos más bajos, y que actualmente se encuentran en peores condiciones.
Apenas el 7 % del continente africano cuenta con la pauta inicial de la vacuna
Hasta el día de hoy, el 43 % de la población mundial ha recibido la pauta inicial completa, una cifra que llega hasta el 67 % de la Unión Europea y apenas al 7 % del continente africano. Tamaryn Nelson, asesora de salud de Amnistía Internacional, señala que “la reciente aparición de la variante ómicron es un crudo recordatorio de lo que sucede cuando no se aborda globalmente una pandemia”. Insiste además en que la falta de distribución de estas vacunas aumenta las posibilidades de que surjan nuevas variantes.
La situación actual se divide en dos. Tras un año desde que se administrara la primera vacuna, continúa existiendo una gran diferencia entre África y el resto del mundo. Se trata de una situación que no nos podemos permitir ya que todos debemos estar a salvo para poner fin a esta pandemia mundial.
Nelson lamenta que “mientras que en algunos países de ingresos altos ya se ha administrado la pauta completa de vacunación a casi el 90 % de su población, en los países de ingresos bajos solo algo más del 7 % de la población”.
“Las empresas farmacéuticas continúan enviando su producción a los mismos países”
Esta situación se define como bochornosa y Nelson la considera indignante ya que los países ricos no han parado de ofrecer vacunas a toda su población, obteniendo una gran cantidad de dosis a la vez que las empresas farmacéuticas continúan enviando una gran parte de la producción a los mismos países, dejando a un lado a los del tercer mundo.
Por eso, Nelson insiste en que las farmacéuticas deben tomar conciencia de que su negocio se basa en fabricar productos que salvan vidas y abandonar la idea de dirigirse a los países donde mejor se paga para dirigirse a quienes más lo necesitan.
La Unión Europea se marcó un triple objetivo
Desde el comienzo, la Unión Europea se marcó un triple objetivo: proteger lo antes posible a su población, exportar vacunas a los países que pueden permitírselo y donar dosis a los países pobres. Los dos primeros se encuentran en vías de cumplimiento, se ha vacunado al 67 % de su población y se han exportado 1.400 millones de vacunas a un total de 150 países en materia de mercado.
En cuanto al tercer objetivo, las donaciones a los países pobres, la Unión Europea no puede decir lo mismo. Los europeos se comprometieron a donar 250 millones de dosis de forma directa o a través de la alianza internacional Covax para finales de 2021, y así alcanzar los 700 millones a mediados de 2022.
Entre todos los condicionantes que según la Unión Europea han impedido la difusión de las dosis a estos países, se comprometen a invertir 1.000 millones de euros para plantas de fabricación de vacunas en los distintos lugares donde más pobreza existe, como Ruanda, Senegal y Sudáfrica.
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