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Me parece oportuno comenzar este artículo con la definición de violencia obstétrica según la OMS:
“La violencia obstétrica se define como una forma específica de violencia ejercida por profesionales de la salud (predominantemente médicos y personal de enfermería) hacia las mujeres embarazadas, en labor de parto y el puerperio. Constituye una violación a los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres (OMS 2020)”.
La violencia obstétrica se ejerce contra los derechos humanos de las mujeres por serlo (por ello es también violencia de género) y va contra su dignidad e integridad, con el agravante de la especial vulnerabilidad que se da en las circunstancias que rodean a la reproducción.
Este tipo de violencia no daña solo a la mujer, también degrada a los profesionales que la ejercen, y va contra su propia ética y su dignidad (Unesco).
Pues bien, ahora que parece que nos queda claro qué es, encendemos la televisión y no dejamos de escuchar este término. El abuso silenciado detrás de las cesáreas y de la maniobra ‘Kristeller’ en los partos se hace oír actualmente en series televisivas como 'Madres' de Amazon Prime. Y no es para menos.
Reducir las prácticas innecesarias y nocivas para las mujeres y los recién nacidos durante el parto; fortalecer la capacidad y el apoyo de los trabajadores de la salud para una atención materna y neonatal segura y promover un cuidado respetuoso para un parto seguro, son tres de los cinco objetivo que se ha marcado la Organización Mundial de la Salud.
El parto se convierte en una experiencia traumática para muchas madres que sufren violencia obstétrica
Cada día, aproximadamente 800 mujeres y 6.700 bebés pierden la vida en el momento del parto. Además, casi 5.400 bebés nacen muertos diariamente, y el 40 % de estas muertes ocurren en relación con el trabajo de parto y el parto. La mayoría de los mortinatos, las muertes maternas y neonatales y los daños se pueden evitar mediante la prestación de una atención segura, respetuosa y de calidad durante el embarazo, el parto y los primeros días de vida.
En la asociación El Parto es Nuestro, que agrupa a más de 700 mujeres en todo el país, explican que todas las mujeres que han sufrido violencia obstétrica tienen en común que pensaban que solo les había pasado a ellas y no sabían por qué.
La vicepresidenta de la asociación, Virginia Murialdo, recuerda que las experiencias más comunes que narran las mujeres son la administración excesiva de fármacos, la tendencia creciente a las cesáreas, la maniobra Kristeller y las episiotomías (cortes de piel en la zona de la vagina).
No obstante, hay una violencia mucho más invisible que sufren estas mujeres y se da en comentarios y actitudes humillantes y abusivas que las hacen llenarse de culpa. “Las actuaciones que no respetan la intimidad y el paternalismo con el que las tratan forman parte de las historias que nos llegan todos los días”, afirma Murialdo.
Una violación sistemática y generalizada
En 2019, un informe de la relatora especial de la ONU sobre violencia contra las mujeres calificaba la violencia obstétrica como violación sistemática y generalizada de los derechos humanos de las mujeres en situaciones de parto y asistencia al embarazo y hacía un llamamiento a los Estados a combatirla.
Esta violencia se describe como un conjunto de prácticas basadas en estereotipos y prejuicios que se dan en el embarazo y en el parto y que tienen impacto en la salud física y psíquica de las mujeres. Tal como las describe la relatora, son prácticas extendidas, normalizadas y arraigadas en los sistemas de salud, que en muchos casos no se perciben como violencias, pero que lastran el disfrute de esos derechos de las mujeres.
Una cesárea no estaba en los planes de muchas mujeres embarazadas
Muchas de ellas ya habían hecho un plan de parto natural pero sus ginecólogos les realizaron tactos vaginales o hamiltons (una maniobra que consiste en despegar del útero el polo inferior de la bolsa amniótica) sin su autorización.
El dolor es insoportable y te enteras ahí mismo de lo que te hacen. Sin explicaciones. Sin avisos. En algunas ocasiones escuchas: “Kristeller o cesárea, tú eliges”. Todo sin humanidad, sin tiempo para nada.
Después de sufrir violencia obstétrica muchas madres no quieren volver a tener hijos. El miedo les invade cada vez que lo piensan.
En estos momentos hay un gran debate social en torno al concepto de 'violencia obstétrica' y si debe o no regularse
Sobre todo, después de que el Ministerio de Igualdad anunciase su intención de incluirla como delito en la reforma de la Ley del Aborto, por considerarla además un tipo de violencia machista.
La medida es rechazada por ginecólogos (hombres y mujeres), al considerar que les criminaliza y podría romper la relación médico-paciente.
Defienden que la mala praxis en los partos son negligencias médicas más, que ya están penadas y que deben seguir persiguiéndose sin confundirse con la violencia sexista, como expresó recientemente el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos o la Unión Profesional de Médicos de Ejercicio Libre (Unipromel).
En febrero de 2020, España fue condenada por primera vez por el comité antidiscriminación contra la mujer de Naciones Unidas (CEDAW, por sus siglas en inglés) a indemnizar a una mujer que sufrió este tipo de violencia.
El comité de la ONU reconoció que la decena de tactos vaginales, la inducción con oxitoxina (hormona para acelerar las contracciones del parto) o la episiotomía (incisión en el tejido entre la vagina y el ano), entre otros procedimientos "innecesarios" a los que fue sometida sin su consentimiento, fueron violencia obstétrica.
“Las mujeres, desde que nos quedamos embarazadas, parece como si el cuerpo no nos perteneciera, como si todo estuviera justificado por el hecho de salvar al ‘producto’, como se le llama internamente al feto. Nadie nos informa, hacen con nosotras lo que quieren, pasamos a ser un útero con patas”, son algunas de las frases que resumen los testimonios que se muestran en programas televisivos, en este caso 'Todo es verdad' de Risto Mejide.
Ejemplos de violencia obstétrica
- No atender oportuna y eficazmente las emergencias obstétricas.
- Obligar a la mujer a parir en una posición que le resulta incómoda, si hay alternativa.
- Obstaculizar, sin causa justificada, el apego precoz del niño con su madre, negándole la posibilidad de cargarlo y amamantarlo.
- Alterar el proceso natural del parto de bajo riesgo, mediante el uso de técnicas de aceleración, sin obtener el consentimiento voluntario, expreso e informado de la mujer.
- Practicar el parto por vía de cesárea, cuando haya condiciones para el parto natural, sin obtener el consentimiento voluntario, expreso e informado de la mujer.
- Dar a la usuaria un trato infantil, paternalista, autoritario, despectivo, humillante, con insultos verbales, despersonalizado o con vejaciones.
En la práctica, estos son algunos ejemplos de lo que se puede considerar violencia obstétrica:
- El tacto realizado por más de una persona
- La episiotomía como rutina, el uso de fórceps o la maniobra de Kristeller, el raspaje de útero sin anestesia
- Una cesárea sin verdadera justificación médica o el suministro de medicación innecesaria.
Todos conocemos a alguien que lo ha sufrido, no te quedes callada.
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