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El estado de alarma provocado por la crisis del coronavirus nos ha obligado a estar confinados y ha modificado la rutina de las personas. El encierro en casa ha provocado que la mayoría de los ciudadanos hayan tenido que habituarse a una realidad desconocida. Una situación nueva a la que hay que hacer frente y que tiene sus peligros.
Ahora que por fases comenzamos a salir a la calle, hay personas que se preguntan ¿para qué?
Donde más seguro estoy, es mi casa
Cuando se habla de hacer frente a una nueva realidad, personas sanas y aquellas otras con enfermedades respiratorias, crónicas, autoinmunes… presentan una falta de seguridad al exponerse a salir de nuevo a la calle.
“Cuando se pueda salir, hay gente que no va a querer hacerlo”, así lo explica en NIUS Ovidio Peñalver, psicólogo sanitario y psicoterapeuta. Especialistas como él alertan de que hay personas a las que el desconfinamiento no les va a producir la felicidad que debería. “Cuando estás confinado en un sitio pequeño, con poca movilidad, lo que ocurre es que tu energía baja. Te acomodas a la situación. Te acostumbras a vivir en ese mundo. Entonces empiezas a generar un miedo de lo que pueda ocurrir el día que tengas que salir al exterior”, comenta Peñalver.
Muchas personas tienen miedo de volver a salir a la calle
Los profesionales de la psicología indican que son personas, a las cuales, la idea de salir, les incomoda y crea ansiedad. puede llegar a convertirse en un trastorno conocido como síndrome de la cabaña. Se trata del miedo a cambiar de entorno, aunque en el que se este no sea el mejor.
La psicóloga Laura Baliña añade que “el desconfinamiento no va a afectar por igual a todos, va a depender de la percepción que cada uno tenga del riesgo. La percepción subjetiva hacia un posible contagio es algo que indudablemente nos puede paralizar”.
Lo que ocurre fuera de casa, se puede contemplar como una situación hostil. En casa se controlan las medidas de higiene, aunque hay claro desconocimiento sobre el grado de desinfección en el exterior.
Los profesionales de la psicología advierten que este síndrome puede afectar tanto a los niños como a los adultos.
¿Qué personas podrían presentar este miedo?
- Se detecta en personas que han pasado períodos de encierro en hospitales, cárceles o que han sido secuestradas
- Los ancianos o los hipocondríacos serían los sectores más expuestos: “Es fácil que digan: yo me quedo aquí, no vaya a ser que me contagie y me muera”.
- En su versión más extrema podría derivar en una agorafobia o miedo a estar en espacios abiertos.
Este síndrome se observó “en pacientes que han pasado largas temporadas en habitaciones de hospital, en presos que han cumplido condena en cárceles e, incluso, en gente que ha estado secuestrada”, asegura este especialista.
Por su parte, “el coronavirus sigue siendo una realidad ” afirma la psicóloga Carmen Almazán. "Queremos poner nombre a lo que pasa, y es verdad que el miedo se puede generalizar. Pero no podemos patologizar una conducta que se hace por precaución, por civismo o porque una enfermedad respiratoria o autoinmune con la que vivimos o convivimos nos hace ser más cautelosos".
Propuestas para abordar la situación
La psicóloga Ana Isabel Gutiérrez, propone algunos consejos para no tener miedo a esta vuelta a las calles.
En personas adultas, para evadir esta ansiedad propone: no buscar de manera compulsiva información, llevar a cabo técnicas de respiración o realizar acercamientos progresivos.
En niños, se recomienda que hablen abiertamente de sus miedos.
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