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La organización ambiental WWF promueve la implementación de estrategias de restauración ecológica para desarrollar paisajes que sean más resistentes al fuego, en lugar de recurrir a la reforestación convencional con plantaciones de árboles después de un incendio forestal. Este enfoque es resaltado en su informe anual sobre incendios forestales, titulado ‘Prevención de incendios: la restauración como herramienta’, publicado este pasado miércoles.
Los años 2022 y 2023 dejaron una “huella dramática en los bosques españoles”, según WWF. El año 2022, con más de 300.000 hectáreas devastadas, fue uno de los más destructivos en la historia forestal de España. Por su parte, 2023, con más de 89.000 hectáreas quemadas, se posiciona como el cuarto año más grave de la última década en cuanto a siniestros.
El impacto de la crisis climática en el aumento de incendios forestales
La crisis climática exacerba diversos factores que intensifican la magnitud y severidad de los incendios forestales en la península ibérica, incluyendo condiciones meteorológicas adversas, sequías prolongadas y bosques debilitados. Además, el abandono rural incrementa el riesgo de incendios extremos.
Además, las zonas rurales atraviesan un proceso de despoblación y envejecimiento que está llevando al abandono de actividades tradicionales como la agricultura, la ganadería extensiva y la selvicultura.
La gestión del mundo rural
“Este nuevo panorama pone de manifiesto que hemos descuidado el mundo rural, y es crucial que volvamos a centrarnos en él para abordar la situación actual. Para ello, es fundamental una planificación y gestión a escala de paisaje que, al considerar a la naturaleza como aliada y apoyarla mediante la restauración de espacios degradados, nos permita prevenir incendios incontrolables”, afirma Lourdes Hernández, experta en incendios forestales de WWF España.
Por otro lado, WWF señala que en los últimos años se han registrado "incendios más extensos, intensos y difíciles de controlar" en España. Aunque el número de incendios ha disminuido en los últimos 20 años debido a una mayor conciencia pública y una mayor persecución del delito, la media anual de siniestros sigue siendo alta, con más de 9.700 incidentes al año. De estos, hasta el 95 % tiene origen humano. Específicamente, el 55% de los incendios son intencionales, mientras que el 23 % se deben a negligencias y accidentes.
La reducción general de la superficie quemada contrasta con el aumento de grandes incendios
Entre 2014 y 2023, la superficie quemada se redujo en un 13 % en comparación con la década anterior. Anualmente, se queman más de 100.000 hectáreas en promedio. Sin embargo, los grandes incendios forestales, aquellos que abarcan 500 hectáreas o más, aumentaron en un 25 % en relación con la década pasada.
En el último decenio, España registró en promedio 23 grandes incendios de bosques al año, que constituyen solo el 0,2 % del total de siniestros, pero afectaron el 50 % de la superficie quemada.
Según WWF, los incendios son cada vez más extremos y difíciles de controlar, incluso con más operativos. Por ello, abogan por una Estrategia Estatal de Prevención Integral de Incendios Forestales, destacando que la prevención es la única solución efectiva frente a las condiciones meteorológicas extremas actuales.
La restauración ecológica para fortalecer los paisajes
WWF señala que la restauración ecológica es crucial para crear paisajes resilientes al cambio climático y a futuros incendios. Proponen un paisaje diverso, sostenible y rentable que recupere las funciones de los bosques para regular el clima, apoyar la biodiversidad y potenciar la economía rural.
Además, Diana Colomina, responsable del Programa de Bosques de WWF, sugiere que las administraciones intensifiquen las investigaciones y sanciones para reducir la siniestralidad y penalizar a los responsables de los incendios forestales, especialmente en áreas de alto riesgo.
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