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El final del año es un momento ideal para reflexionar y planificar el futuro. En este marco, la Fundación Adecco, con el apoyo de Smurfit Westrock, ha realizado un estudio entre 310 personas con discapacidad para conocer sus inquietudes y deseos, especialmente en el ámbito laboral. Este análisis ha dado lugar al 5º informe "Discapacidad y expectativas para el nuevo año", revelando que el acceso a la vivienda y al empleo se posiciona como las mayores prioridades para 2025.
Un contexto de avances, pero con grandes desafíos aún para las personas con discapacidad
En las últimas décadas, la integración laboral de las personas con discapacidad ha mostrado un progreso notable. Según datos del INE, en 2022 se alcanzó una cifra récord de 538.717 empleadas, lo que representa un crecimiento del 55% respecto a 2013. Sin embargo, este avance todavía enfrenta importantes obstáculos.
Por ejemplo, la mayoría de los contratos de personas con discapacidad se formalizan en Centros Especiales de Empleo, una modalidad concebida como puente hacia el empleo ordinario, pero que muchas veces se convierte en un destino final. Solo el 27,1% de estas personas trabaja en empresas convencionales, lo que refleja una clara necesidad de sensibilización en estos entornos para fomentar oportunidades reales de inclusión.
Otro desafío significativo es la tasa de actividad. En 2022, solo el 35,3% de las personas con discapacidad estaban activas laboralmente, muy por debajo del 77,7% de la población sin discapacidad. Esta disparidad también está vinculada a la brecha educativa: aunque más están completando la educación secundaria, su acceso a estudios superiores sigue siendo limitado, con un 30,6% frente al 46,7% de la población general.
Vivienda y empleo: prioridades fundamentales para 2025
El informe destaca que el empleo y la vivienda son esenciales para garantizar una vida digna e independiente. En una encuesta que medía la importancia de diferentes aspectos, el 93,9% de los participantes calificaron la vivienda como "muy importante", y un porcentaje casi idéntico (93,5%) otorgó la misma relevancia al empleo.
La vivienda no solo representa un espacio físico, sino también un símbolo de autonomía y seguridad personal. Sin embargo, en España, solo el 25% de las viviendas son accesibles, y las barreras económicas dificultan aún más la posibilidad de adaptación de espacios para quienes lo necesitan.
El empleo, por su parte, tiene un impacto transversal, ya que no solo brinda estabilidad económica, sino que también mejora la autoestima, favorece las redes de apoyo social y contribuye a normalizar la discapacidad en los entornos laborales.
Avances esperanzadores y retos futuros
A pesar de los desafíos, dos de cada tres personas con discapacidad consideran que 2025 será un año positivo para su inclusión laboral. Esto refleja un optimismo basado en el avance de políticas de diversidad, el incremento de oportunidades formativas y una mayor sensibilización social hacia la discapacidad. Sin embargo, el 35,9% restante sigue preocupado por las barreras estructurales que podrían dificultar su acceso al empleo.
A largo plazo, la mayoría de los encuestados (71,3%) cree que el pleno empleo para personas con discapacidad es un objetivo alcanzable en la próxima década. No obstante, un 22,7% considera que esta meta aún está lejos y no será realidad para su generación.
Un entorno laboral inclusivo: el ideal para 2025
Además de encontrar empleo, las personas con discapacidad aspiran a trabajar en entornos positivos que ofrezcan buen ambiente, remuneración justa y sensibilidad hacia la discapacidad. La empatía, la honestidad y la humildad son cualidades que destacan como esenciales en un líder, siendo la formación en diversidad e inclusión un valor añadido para la mayoría de los encuestados. La colaboración entre empresas, sociedad y administraciones públicas será clave para superar las barreras actuales y construir un futuro más inclusivo.
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