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El Cairo, 21 dic (EFE).- Cerca de 40,2 millones de personas pasan hambre en Oriente Medio y Norte de África a raíz de los conflictos que afectan a la región, advirtió hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La situación es particularmente preocupante en los países que han padecido guerras en los últimos quince años, en especial en Siria y el Yemen, que han sido escenario de las guerras más cruentas de la región, además de Irak, Libia y Sudán.
En este conjunto de países hay 28,1 millones de personas desnutridas, lo que equivale al 28,2 % de la población total, según un informe publicado por la FAO en El Cairo.
"En los países en conflicto de Oriente Medio ya hay más personas con hambre que en Sudamérica y el África Subsahariana y la situación continúa deteriorándose rápidamente", dijo el representante regional de la FAO, Abdesalam Ould Ahmed, en la presentación del documento.
El nivel de desnutrición es seis veces mayor en los países en conflicto que en los países de la región que están en paz y el hiato entre ambos grupos se ha ampliado desde 2003.
La situación más crítica se registra en el Yemen y en Siria, donde cerca de la mitad de la población requiere de asistencia alimentaria urgente.
Tanto en Siria como el Yemen, entre el 70 % y el 80 % de la población depende de la ayuda humanitaria, porcentaje que se sitúa en torno al 30 % en Irak y el 20 % en Libia.
El grave problema de la inseguridad alimentaria también ha tenido efectos palpables en el desarrollo de los niños menores de cinco años en la región, lo que merma el crecimiento y el desarrollo cognitivo, según explicó la asesora de nutrición de UNICEF, Vilma Tyler.
El informe también mostró que los conflictos tienen un impacto en los países vecinos, porque deben sostener la carga adicional que supone recibir a los refugiados, en especial de Siria, país emisor de por lo menos 5,9 millones de refugiados.
Este problema es acuciante en países pequeños como el Líbano, que ha acogido a un millón de refugiados sirios, lo que ha supuesto un incremento del 23,1 % de la población del país, mientras que en Jordania la población ha aumentado un 10 % por la llegada de 659.000 sirios, según los datos del informe.
El problema de la inseguridad alimentaria se ha agravado en parte porque en los países en guerra las autoridades no consiguen destinar los recursos suficientes a la producción y suministro de alimentos.
Siria e Irak se han gastado el 67 % y el 58 % de sus respectivos Productos Interiores Brutos (PIB) en la guerra o en lidiar con las consecuencias de la violencia, según los cálculos de la FAO.
Ould Ahmed resaltó que debe ser prioritario detener los conflictos, porque "sin paz", será "imposible" que estos países cumplan sus metas de reducción del hambre.
En la época posterior al conflicto, la FAO defiende que, para reducir la inseguridad alimentaria y la malnutrición, se lleven a cabo políticas amplias que abarquen más allá de los sectores de la salud y la nutrición.
En el caso de Siria, por ejemplo, la FAO resaltó que se necesitan inversiones de entre 11.000 y 17.000 millones de dólares para comenzar las tareas de recuperación de sus plantíos y sus infraestructuras agrarias.
Las políticas con mejores resultados, recalca el documento, son aquellas destinadas a la reducción de la pobreza, a impulsar el crecimiento económico, las mejorías en la nutrición materna e infantil y la reducción de la violencia.
Asimismo, señala que después de los conflictos se abre la posibilidad de construir instituciones que respondan mejor a las necesidades de la población y refuercen la resistencia a futuras crisis.
Según el estudio, el 40 % de los países que han padecido guerras consigue recuperar la normalidad en el suministro de alimentos en una década.
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