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Tanto si vives en Madrid como si te has dejado caer alguna vez por aquí, seguro que te has sorprendido al ver un templo egipcio en medio de la ciudad. Un conjunto de piedras que guardan una importante parte de la historia de la humanidad, colocadas delicadamente en lo alto de Príncipe Pio, con unas vistas únicas y un entorno preparado para resaltar toda su belleza. El Templo de Debod es uno de los puntos de interés claves de la capital y cada año recibe a millones de turistas que se quedan impresionados por su sencillez y belleza.
Cuando el sol se va escondiendo y en noche cerrada, es cuando el Templo de Debod despliega todo su encanto para fascinar a sus espectadores. Este año ha cumplido 50 años de presidir el espacio privilegiado en el que se encuentra, aunque se construyó hace 2.200 años, que se dice pronto. Ahora se someterá a unos estudios para mejorar su conservación y que aguante otro par de milenios.
¿Cómo llegó el Templo de Debod a Madrid?
En el año 1968, Egipto decidió regalar un puzle de piedras que se encontraba en riesgo de quedar sepultadas bajo el agua debido a la construcción de la nueva presa de Ausán. 1.400 cajas que se embarcaron en el Nilo y llegaron hasta Madrid, se recompusieron en lo alto de la montaña de Príncipe Pio, con mucho respeto y cuidado, intentando que mantuviese la misma orientación que ocupaba donde fue construido. Una vez estuvo resuelto el puzle, la ciudad madrileña pudo inaugurar en 1972 el Templo de Debod.
El Templo de Debod formaba parte de los templos de Nubia, desde la UNESCO, se hizo un llamamiento a nivel internacional para ponerlos a salvo y en gratitud a su colaboración, España se quedó con él. 50 años han pasado desde su inauguración y millones de personas han podido disfrutar de su belleza sencilla al atardecer, de la historia que guardan sus paredes y de su arquitectura que rompe con su entorno urbano occidental, convirtiéndolo en un espacio único.
Procurar su conservación
Un grupo de especialistas, quiere sacar adelante un proyecto para la protección y conservación del Templo de Debod. Debido a que se encuentra en un entorno externo, sin la climatización o la protección adecuada para protegerlo de las inclemencias del tiempo. Así lo considera Miguel Ángel Molinero, impulsor del proyecto en una entrevista para RNE. Con esta iniciativa, quieren dar visibilidad al posible deterioro que puede haber estado sufriendo el templo durante todo este tiempo.
"El Ayuntamiento hace lo que puede para que la lluvia le afecte lo menos posible e intenta mantenerlo lejos del alcance de personas que le hacen daño", comenta Molinero. Sin embargo, este experto también apunta que el Templo de Debod, "no solamente recibe a visitantes, sino también a muchos colegios, con quienes se hacen tareas didácticas, que requieren un espacio específico". Lo que a la larga también acaba generando desgaste, por lo que proponen la creación de espacios alternativos que liberen al templo de estas actividades.
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