Las personas con altos niveles de actividad física, mantienen sus cerebros más jóvenes que las que no

La actividad física es de lo primero que recomiendan los expertos para mantener una buena salud física, cardiovascular, respiratoria e incluso mental. A veces nos cuesta implementar la cantidad de ejercicio o de movimiento adecuada a nuestro día a día, que por otro lado se ha convertido cada vez en más pasiva y sedentaria debido al tipo de trabajos y actividades que realizamos y al impacto de las nuevas tecnologías.

Pero el doctor Jesús Cortés Díaz, profesor en Neurociencia Global y Cambio social de la Universidad Internacional de Valencia, ha querido ir más allá y ha presentado una investigación en la que ha demostrado que la actividad física no solo es beneficiosa para la salud, sino que además rejuvenece nuestros cerebros. Ha presentados sus conclusiones en las Primeras Jornadas de la Cátedra VIU-NED, de la misma universidad.

La actividad física mantiene joven al cerebro

Cortés llegó a estas conclusiones después de analizar varios cerebros de personas con una importante cantidad de actividad física en su día a día y otras más sedentarias. Para el estudio utilizó una novedosa herramienta tecnológica conocida como neuroimagen, una técnica no invasiva de exploración cerebral a través del estudio de imágenes que miden diferentes aspectos del sistema nervioso, como la fisiología, su estructura y las funciones activadas, a partir de unos mecanismos y algoritmos propios de la física y la ingeniería o la Inteligencia Artificial.

Durante su ponencia, titulada 'La recreación funcional de la neuroanatomía a través de la neurociencia computacional', este experto expuso ante los asistentes el atlas del cerebro humano, señalando las interacciones funcionales entre las diversas regiones que poseemos. Observar el impacto de la actividad física relacionándola con este mapeo, abre una puerta más a las investigaciones que ya se han ido trabajando en relación al desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.

Por otro lado, su estudio también se centró en la forma que en que puede llegar a envejecer y madurar nuestro cerebro, diferenciando entre nuestra edad cronológica y nuestra 'edad cerebral'. Es aquí donde el investigador observó que la actividad física jugaba un papel esencial, viendo que aquellos que eran más sedentarios tenían una maduración cerebral peor, que aquellos que practicaban deporte, disminuyendo las reservas funcionales del cerebro y haciéndolo vulnerable a enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson.

En el caso de los niños

Pero este camino no empieza exclusivamente en la edad adulta. El doctor Cortés también hizo un estudio en la población infantil a través de la neuroimagen, particularmente en aquellos que padecen autismo. Pudo observar que los niños con autismo, tienen una mayor maduración cerebral hasta los 12 años que el resto, a partir de ahí el estudio es poco concluyente. Lo que sí resalta, es la necesidad de introducir la actividad física desde edades muy tempranas, para asegurar que el desarrollo cerebral se encuentra de los parámetros adecuados.