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Según datos del INE, el 80% de los españoles y españolas entre 20 y 30 años que encontrarán un trabajo en un futuro inmediato lo harán en posiciones que serán o bien totalmente nuevas o de reciente creación.
De esta forma nacen los 'bootcamps', unos cursos intensivos que preparan a jóvenes en 9 y 12 semanas para su inserción laboral en el mundo digital, una opción a la que recurren muchas personas que no necesariamente poseen conocimientos en las distintas ramas de programación informática, como son diseño, desarrollo web o análisis de datos.
La rapidez formativa que ofertan los 'bootcamps', unida a la alta demanda de programadores informáticos, son incentivos para quienes desean cambiar radicalmente su trayectoria, bien sea por la precariedad u otros motivos.
Solo un 13% de las programadoras españolas son mujeres
En España, la presencia femenina en el ámbito de las tecnologías de la información (TIC) apenas ha aumentado en casi 20 años, pasando del 33% en 1999 al 37,4% en 2017. Según el Libro Blanco de las Mujeres en el Ámbito Tecnológico, publicado por la Secretaría de Estado para el Avance Digital, las mujeres suponen el 53,2% de los graduados universitarios, pero solo el 18,6% de los graduados en estudios tecnológicos, y solo el 15,6% de los trabajadores con perfil técnico del sector digital.
Para luchar contra este desequilibrio nació Adalab: Ada por Ada Lovelace, considerada la primera persona programadora de la historia, y Lab por emerger como un laboratorio de experimentación en formación intensiva y transversal.
Adalab no es solo programación, allí las mujeres se preparan para acceder a espacios de trabajo con dinámicas enraizadas muy masculinas y viniendo desde marcos personales complicados.
¿Qué es Adalab?
Todo esto empezó, tal como relata EL PAÍS, como un sueño de dos mujeres, con trayectorias muy similares, que se encontraron trabajando en la misma ONG después de haber pasado por el sector de las finanzas, por la empresa privada, por algún soplo de insatisfacción y por varios países como cooperantes. Necesitaban un cambio, un trabajo con un enfoque social. Entonces idearon el modelo de negocio de Adalab, una empresa social que nació con dos objetivos muy claros: dar la oportunidad de reinventarse a mujeres que viven en situación de precariedad laboral y crear diversidad en el sector tecnológico.
En estos tiempos donde todo está cambiando sabemos mejor que nadie que la formación importa. Y más, cuando el futuro es digital. Adalab es una escuela especializada en formación digital para mujeres. Sus profesionales trabajan para formar y acompañar a mujeres que buscan un giro profesional adaptado a las nuevas necesidades de las empresas.
¿Estás preparada para la transformación digital? Las interesadas pueden formarse en la profesión del futuro y aprender a programar desde cero con su curso Intensivo de 12 semanas.
El coste de los 'bootcamps', ofertados por el sector privado, oscila entre los 5.000 y 7.000 euros, aunque existen becas que permiten cubrir parte del precio. En el caso de Adalab, destinado especialmente a mujeres paradas de larga duración o en riesgo de exclusión social, todas las alumnas disfrutan de becas parciales y hay dos becas totales para las mujeres en situación muy precaria que no puedan dejar de generar ingresos durante el curso intensivo.
El requisito, tanto en Adalab como en la mayoría de 'bootcamps', para los que normalmente no se exigen conocimientos previos más allá de superar pruebas básicas de admisión, es una dedicación exclusiva. Eso sí, los programas solo están destinados a mujeres de menos de 39 años.
Todos sus cursos tienen el nombre de una mujer del sector científico o tecnológico que sirve de inspiración. Las dos últimas, las de la crisis, Hamilton e Idelisa, han sido en homenaje a Margaret Hamilton, la mujer que desarrolló el software de navegación para el Programa Espacial Apolo e Idelisa Bonnelly, la bióloga marina dominicana dedicada a la conservación marina en el Caribe.
Hoy, 10 promociones y 345 alumnas después, Adalab ha conseguido que el sueldo medio de las alumnas empleadas ronde los 20.000€ gracias a 120 empresas que confían en la calidad y competitividad de las mujeres allí formadas.
Una empresa social que ayuda a mujeres con dificultades de acceso al mercado laboral o con ganas de reinventarse en tiempos de pandemia
En Adalab intentan combatir la brecha de género en el mundo de la programación desmontando prejuicios colectivos perennes.
Seleccionan a mujeres dispuestas a convertirse en las programadoras web front-end que demanda el mercado. Durante el proceso de selección para los cursos Intensivos encuentran a las personas con más potencial y motivación.
Las empresas que confían en el perfil de sus alumnas, saben que el mundo ha cambiado y las mujeres lo han hecho con él. Su adaptabilidad y ganas de seguir aprendiendo son algunas de sus principales características.
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