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Las algas marinas tienen ahora la reputación de ser un superalimento por sus beneficios para la salud y su sostenibilidad, pero los antiguos europeos ya comían esas plantas ricas en nutrientes hace unos 8.000 años.
Así lo asegura un equipo internacional de ocho científicos pertenecientes a instituciones de España, Lituania, Países Bajos, Polonia, Reino Unido y Suecia, y publicado este martes en la revista ‘Nature Communications’. En la relación de autores figura María Eulalia Subirà, de la Facultad de Biociencias de la Universidad Autónoma de Barcelona.
La era mesolítica servía en los 'platos' las algas marinas como alimento
Estos investigadores señalan que han encontrado evidencia arqueológica "definitiva" de que las algas marinas y otras plantas locales de agua dulce se consumían en el Mesolítico, durante la transición neolítica a la agricultura y hasta la alta Edad Media.
“La evidencia biomolecular en este estudio es más de 3.000 años anterior a la evidencia histórica en el Lejano Oriente”, indica Stephen Buckley, del Departamento de Arqueología de la Universidad de York (Reino Unido).
Buckley agrega al respecto: "Esta nueva evidencia no sólo muestra que las algas marinas se consumían en Europa durante el período Mesolítico, hace unos 8.000 años, cuando se sabía que se explotaban los recursos marinos, sino que continuaron en el Neolítico, cuando generalmente se supone que la introducción de la agricultura condujo al abandono de los recursos dietéticos marinos”.
"Esto sugiere fuertemente que estas poblaciones antiguas comprendían suficientemente los beneficios nutricionales de las algas marinas como para mantener su vínculo dietético con el mar", detaca.
El estudio revela que, si bien se explotaron los recursos acuáticos, la evidencia arqueológica de algas marinas rara vez se registra y casi siempre se consideran en términos de usos no comestibles, como combustible, envoltorios de alimentos o fertilizantes.
Un paseo histórico por los océanos y el uso de este tipo de alimento
Los relatos históricos informan de leyes relacionadas con la recogida de algas en Islandia, Bretaña e Irlanda que datan del siglo X, mientras que el historiador romano Plinio mencionó la col rizada como un remedio marinero contra el escorbuto.
En el siglo XVIII, las algas se consideraban un alimento para las hambrunas. Aunque las plantas acuáticas de agua dulce siguieron siendo económicamente importantes en algunas partes de Asia, tanto desde el punto de vista nutricional como medicinal su consumo escaseaba en Europa.
El equipo de investigadores, dirigido por arqueólogos de las universidades de Glasgow y York, examinó biomarcadores extraídos de cálculos dentales de 74 individuos de 28 sitios arqueológicos de toda Europa, desde el norte de Escocia hasta el sur de España, que revelaron "evidencia directa de un consumo generalizado de algas marinas y plantas acuáticas y de agua dulce sumergidas en toda Europa”.
Las muestras con evidencia biomolecular revelaron un consumo de algas rojas, verdes o marrones, o plantas acuáticas de agua dulce, y una muestra de Orkney (Escocia) también contenía evidencia de col rizada.
Una solución para frenar la crisis climática, incluirlas en nuestra dieta
Hay aproximadamente 10.000 especies diferentes de algas marinas en el mundo, pero solo se comen 145 especies, principalmente en Asia.
“Hoy en día, las algas y las plantas acuáticas de agua dulce están prácticamente ausentes de las dietas tradicionales occidentales”, apunta Karen Hardy, profesora de Arqueología Prehistórica de la Universidad de Glasgow (Reino Unido).
Hardy añade: “Nuestro estudio también destaca el potencial para el redescubrimiento de recursos alimentarios alternativos, locales y sostenibles que pueden contribuir a abordar los efectos negativos para la salud y el medio ambiente de la excesiva dependencia de un pequeño número de productos agrícolas producidos en masa, que es una característica dominante de gran parte de la dieta occidental actual y, de hecho, el suministro mundial de alimentos a larga distancia en general”.
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