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A mediados del mes de junio de este año se vivió una de las mayores tragedias de naufragios que se recuerdan en el Mediterráneo, después de lo ocurrido en Lampedusa en 2015. Un barco pesquero se hundió frente a las costas griegas, concretamente al suroeste de la ciudad de Pylos. Ahora Amnistía Internacional pide que las investigaciones sobre este suceso que se cobró la vida de decenas de personas, se realicen adecuadamente.
La petición ha llegado después de que Amnistía Internacional diese con varias irregularidades en la investigación presentada por las autoridades. “Las versiones claramente divergentes de sobrevivientes y de las autoridades griegas sobre las circunstancias del naufragio de Pylos ponen de relieve la necesidad urgente de una investigación efectiva, independiente e imparcial”, ha declarado la organización desde un comunicado oficial.
Amnistía Internacional señala que las investigaciones sobre el naufragio podrían deben estar dentro del marco de los derechos humanos
El Adriana, el barco pesquero que partió con cerca de 750 personas migrantes a bordo, se hundió en las costas griegas el pasado 14 de junio. Lo que hace diferente a este naufragio de otros son las circunstancias en las que se produjo. Según la información cedida por Amnistía Internacional, la embarcación habría sido remolcada por un barco de la guardia costera griega, acción que acabaría ocasionando la catástrofe del naufragio.
De esta totalidad de pasajeros, a penas sobrevivieron 104 personas, que avalaron este relato. Sin embargo, las autoridades griegas parecen no ponerse de acuerdo en los hechos sucedidos. “Las disparidades entre los relatos de las personas sobrevivientes del naufragio de Pylos y la versión de las autoridades son sumamente preocupantes”, declaró Judith Sunderland, directora asociada de Human Rights Watch para Europa y Asia central.
Debido a las circunstancias, la cantidad de víctimas y la implicación de las autoridades gubernamentales en todo lo ocurrido, se han encendido las alarmas sobre que los procedimientos de la investigación podrían no ser del todo transparentes ni cumplir con lo recogido en los derechos humanos. Por este motivo, una delegación de Amnistía Internacional y Human Rights Whatch (HRW) visitaron el país griego a principios de junio para seguir en primera persona las investigaciones.
Las sospechas se confirman
Al momento de llegar, tanto Amnistía Internacional como HRW iniciaron entrevistas y conversaciones tanto con ONGs cercanas a lo ocurrido, supervivientes del naufragio, así como a las autoridades griegas implicadas. A medida que avanzaban sus entrevistas, los motivos para dudar de una buena praxis en las investigaciones aumentaban, sobre todo a la hora de hablar con los supervivientes.
Todas las personas supervivientes al naufragio afirmaron sistemáticamente en las entrevistas que la cuerda que la Guardia Costera griega ató al Adriana para empezar a remolcarlo, fue lo que provoco que el pequero empezase a tambalearse y finalmente volcase. A esto también se le suman los testimonios de los supervivientes de haber visto a otros viajeros pedir auxilio por teléfono satelital momentos antes del naufragio.
Ante estos hechos, Amnistía Internacional ha exigido a las autoridades griegas, e internacionales, que se asegure una investigación libre, veraz y que atienda a los derechos humanos para hacer justicia a todas las familias que perdieron a un ser querido en la fatídica mañana del 14 de junio.
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