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Un total de 60 organizaciones de todo el mundo, entre ellas algunas españolas integrantes de la Alianza Cero Deforestación, reclaman la ampliación de los productos libres de la tala de árboles en las denominadas “otras superficies boscosas”, como el Cerrado de Brasil, zona golpeada hace algunos años por incendios forestales.
El pasado 20 de junio entró en vigor un reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo relativo a la comercialización en la UE y la exportación desde la Unión Europea de determinadas materias primas y productos asociados a la deforestación y la degradación forestal.
Esa norma permite a las empresas vender determinados productos en la UE si sus proveedores aseguran que proceden de zonas en las que no se han talado árboles.
Unos 420 millones de hectáreas de bosque, un área más grande que la UE, se convirtieron de bosques a uso agrícola entre 1990 y 2020, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
La deforestación no puede tener presencia si queremos crear una producción sostenible
El consumo de la UE representa un 10 % de esta deforestación global. El aceite de palma y la soja representan más de dos tercios de los productos procedentes de zonas deforestadas.
Para luchar contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, el reglamento obliga a las empresas a garantizar que los productos vendidos en la UE no hayan provocado la deforestación y la degradación forestal.
Los productos cubiertos son el cacao, el café, el aceite de palma, la carne de vacuno, la soja, el caucho y la madera, así como derivados que contienen, han sido alimentados o han sido elaborados con los productos básicos mencionados. Ejemplos de estos derivados son el chocolate, muebles, papel impreso y derivados seleccionados a base de aceite de palma (utilizados, por ejemplo, como componentes en artículos de cuidado personal).
No obstante, el reglamento, recogido por Servimedia, indica que la Comisión Europea evaluará, a más tardar un año después de la entrada en vigor, si amplía el ámbito de aplicación a “otras superficies boscosas”. Como máximo dos años después de la entrada en vigor valorará también una extensión de la aplicación a otros ecosistemas naturales, incluidas otras tierras con altas reservas de carbono y con un alto valor de biodiversidad, como praderas, turberas y humedales.
Por “otras superficies boscosas” se refiere a tierras no clasificadas como “bosque” de extensión superior a 0,5 hectáreas, con árboles de una altura superior a cinco metros y una fracción de cabida cubierta de entre un 5 y un 10 %, o con árboles capaces de alcanzar esas alturas ‘in situ’, o con una cubierta mixta de arbustos, matorrales y árboles superior a un 10 %. Queda excluida la tierra destinada a un uso predominantemente agrario o urbano.
Por otro lado, la Alianza Cero Deforestación -de la que forman parte Amigos de la Tierra, Carro de Combate, Ecologistas en Acción, Coordinadora Estatal de Comercio Justo, Federación de Consumidores y Usuarios (CECU), Mighty Earth, SEO/BirdLife y WWF- respalda la petición de otras más de 50 organizaciones al Gobierno español, actualmente al frente de la Presidencia de la UE.
El objetivo es garantizar la inclusión de “otras superficies boscosas” en la revisión de la legislación europea de productos libres de deforestación.
Estas organizaciones han presentado a la Comisión Europea y a la Presidencia española de la UE un documento, en el que explican que este tipo de ecosistema es uno de los más valiosos aliados en la lucha contra el cambio climático por su capacidad para retener carbono.
Indican que su destrucción perjudicaría a la biodiversidad, pero también a la capacidad de mitigación y adaptación a la emergencia climática. Con su inclusión en la ley, se ampliaría la protección a casi 1.000 millones de hectáreas adicionales de paisajes boscosos amenazados por la deforestación o la degradación forestal.
Protección de la biodiversidad mundial
“La inclusión de 'otras tierras boscosas' aumentará significativamente la protección de ecosistemas boscosos críticos y densos en carbono, altamente amenazados por las importaciones, entre otras, de soja destinada a la alimentación animal en la UE, con España a la cabeza de estas importaciones”, recalcan.
Según el informe de las 60 ONG, esa inclusión protegerá 59,7 millones de hectáreas adicionales en el Cerrado; 8,7 millones en el Chaco, y 2,2 millones más en el Pantanal, todas ellas regiones de América del Sur.
Alrededor del 70% de la destrucción relacionada con el consumo europeo se concentra en la sabana tropical del Cerrado de Brasil, un área más grande que Francia, Italia, Alemania, España y Reino Unido juntos. Este bioma natural, formado por sabanas, arbustos y bosques, alberga un 5 % de la biodiversidad mundial.
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