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Desde la Antigüedad, el año bisiesto ha sorprendido al ser humano. Ese 29 de febrero que se añade al calendario cada cuatro años se espera con alegría por quienes lo consideran una suerte, aunque a la mayoría de la gente le provoca pánico. La creencia de que los años bisiestos vienen cargados de infortunio se hizo palpable en 2020, el año del Covid.
La expresión "año bisiesto" proviene del latín: "bis sextus dies antes calendas martii" (sexto día antes del primer día de marzo repetido) Correspondía a un día extra que Julio César intercaló entre el 23 y el 24 de febrero. En el calendario gregoriano, instaurado por el papa Gregorio XIII en 1558 y vigente en la actualidad, ese día extra se situó a finales de febrero, concretamente el día 29.
Maldito año bisiesto
La cultura romana preimperial vinculaba febrero a los muertos y al dolor. El segundo mes del año se esperaba y vivía con temor. Las puertas de los templos permanecían cerradas, no se celebraban bodas y las familias se encerraban en el interior de sus hogares. Esa especie de confinamiento servía, según la creencia popular, para evitar los males de esos días oscuros.
El último año bisiesto que hemos tenido fue 2020. Y, sea superstición o casualidad, trajo una pandemia global que cambió nuestras vidas. Dolor, enfermedad y muerte llegaron a España precisamente el 24 de febrero, cuando se detectaron los primeros casos de infectados por Covid19 en Madrid, Cataluña y la Comunidad Valenciana.
No obstante, el primer positivo se había detectado en Canarias un mes antes. Fue el 31 de enero de 2020 y el paciente era un ciudadano alemán que estaba alojado en la isla de La Gomera. Solo tuvo síntomas leves y se había contagiado en su país, donde estuvo en contacto con una persona infectada.
Según una noticia emitida en TVE, se estima que la pandemia causó en España más de 80.000 fallecimientos durante el año bisiesto de 2020. Sea o no provocado por el 29 de febrero que se sumó al calendario de ese año, la cifra resulta escalofriante. Y la mística del año bisiesto se vistió de negro riguroso.
Lejos de la mística, la razón por la que existen años bisiestos procede de la astronomía: los años de 366 días funcionan como "ajustadores del reloj". La realidad es que cada año tiene 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45 segundos. Todo este tiempo excedente se suma y conforma, cada cuatro años, el 29 de febrero. El próximo año bisiesto llegará en 2024.
Tragedias en años bisiestos
A quienes aseguran que los años bisiestos vienen cargados de desgracia no les faltan datos para corroborar sus creencias. El Titanic se hundió en 1912. En 1948 asesinaron a Ghandi; en 1968, a Martin Luther King; y en 1980, a John Lenon. Todos fueron años con 366 días.
Aunque no exista ningún dato científico que corrobore la relación entre tragedias y años bisiestos, para los escoceses el 29 de febrero es un día de mala suerte, tal como consideramos en España y otros países al martes 13. Y los griegos, por su parte, creen que casarse en año bisiesto es pasaporte seguro para el divorcio.
En otros países como Irlanda, el 29 de febrero trae la buena fortuna. De hecho, en esa fecha se celebra el bachelor day o día de los solteros, con una singularidad: ese día son las mujeres quienes proponen matrimonio a los hombres. La costumbre proviene de una leyenda del siglo V, según la cual Santa Brígida y San Patricio -ambos santos patrones de Irlanda-, acordaron que ese día sería el único en que podría permitirse que fuesen las mujeres quienes pidiesen matrimonio a los hombres.
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