Rodalquilarte retoma el arte y la cultura al aire libre

En 2020 Rodalquilar vuelve a exponer el arte en las calles de esta pedanía en el corazón del Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar (Almería).

Rodalquilarte es una brillante propuesta artística que viene de la mano de la pintora Encarna Morales, ella reside en esta localidad y año a año aporta un valor a las personas residentes y los visitantes, creando así un estupendo maridaje entre cultura, arte y turismo.  

“Yo soy el paisaje que me mira”

Este es el lema de la quinta edición de Rodalquilarte, donde más de 60 artistas exponen su creación para el disfrute y contemplación de los vecinos y visitantes. Se trata por tanto de la “sección colectiva con mayor número de obras por participantes de Arte contemporáneo en Almería”.

Debido a la actual pandemia por el coronavirus, no se podrá realizar la inauguración de la exposición al aire libre  y la subasta de las obras se postpone sin fecha aún. En anteriores ediciones, y según describe la pintora a GNDiario, “estos últimos años, el dinero recaudado en la subasta de las obras ha estado destinado a asociaciones que trabajan para mejorar la calidad de vida de niños con cáncer y con autismo”. Mientras tanto, pasear por sus calles o tomar unos tragos en una terraza, y observar sentados de la creatividad de esculturas, pinturas o fotografías, suponen un regalo en primavera, verano, otoño o invierno. Se trata de una exposición permanente a lo largo de los 12 meses del año.

Los vecinos

Tal y como relata Encarna Morales, “los vecinos están enamorados con la muestra”. Por un lado pueden elegir la obra que ocupará su fachada durante los próximos 12 meses, será una forma de “cuidar tu casa por dentro y por fuera”,  y por otra, es un atractivo para fomentar el paseo entre las calles del lugar por los propios habitantes y los que vengan de fuera.

Los artistas

Encarna realiza un gran trabajo durante todo el año para preparar la edición de Rodalquilarte, tanto tiempo que apenas le quedan unos meses para trabajar en su pintura y sus encargos. Es sabido del cuidado que pone en preparar cada edición y la atención que dispensa a los artistas que dejarán su obra. La intención es mejorar la calidad de la muestra año a año. En 2020, tal y como expresa Encarna: “ha bajado la cantidad de artistas y aumenta la calidad”, siendo el número de 60 el computo de profesionales que trabajan para dejar allí su obra.

El periodista, fotógrafo y escritor, entre otras muchas habilidades, Jesús Pozo, nos relata la metáfora de su obra expuesta en Rodalquilarte: “La buganvilla es ya una seña de identidad de las casas del Parque Natural, fundamentalmente de las barriadas de La costa de Níjar. Hice una fotografía con macro de dos hojas de buganvilla que el viento y la lluvia dejaron pegadas a mi cristal. En esa foto se ve la transparencia y la interconexión que la naturaleza nos regala. Hay quien ve en la imagen un cerebro o una mariposa”. Y añade: “También se ve lo intrincada que es la vida hasta para una simple hoja de buganvilla”.

Participa en la muestra también, Manu Muñóz. Artista local que viene exponiendo en ARCO  y gracias al cariño que Encarna pone en esta muestra, Rodalquilar cuenta ya con una obra de Muñoz. Paseando por las calles, encontramos también la obra de Serge Krewis, un artista vanguardista francés que mezcla su obra con botellas de plástico. Krewis, al igual que muchos otros artistas que viene participando en esta exposición año a año, también reside en una de las pedanías de Níjar.  

Los premios Rodalquilarte 2020

Según es tradición, cada año se realiza una entrega de premios, en esta ocasión se postpone sin fecha de celebración aún. En GNdiario podemos informar que los premiados en esta edición son el pueblo de Rodalquilar, Carlos Pérez Siquier, el farero Mario Sanz, el Festival Clásicos en el Parque, el Bar de Jo y El Eco del Parque. Y cuando la pandemia lo permita, actuará Mar Venzal.

Rodalquilar

Rodalquilar fue un pequeño municipio que gozó de un buen esplendor entre los años 1880 y 1990. ¿Qué ocurrió en este tiempo? El motor que provocó este impulso fue el oro que guardaban sus montañas. De su interior se encontró un mineral único en la zona que decidió llamarse Rodalquilarita.

Empresas españolas, europeas y otra desde América llegaron hasta esta zona del sureste peninsular para explotar y realizar la extracción de oro.

Ahora, tiempo después, quedan las ruinas del pueblo minero, alguna poza donde se lavaban los minerales y una obsoleta y peligrosa estructura que hace imaginar a día de hoy, cómo era el mecanismo y trabajo en las galerías. Un museo al aire libre, un capítulo abierto para que los más pequeños en visitas educativas y familiares puedan conocer su historia y lo que la tierra guarda en su interior, hubiera sido un estupendo uso contemporáneo para este lugar. Una nueva vida, con mirada sostenible, en la relación con el cuidado, el valor y sentimiento de pertenencia con el entorno. Una idea recurrente, con más predicamento que dejar que la historia y sus hierros continúen desplomándose.