Los halógenos, como el cloro, el bromo y el yodo, son elementos químicos altamente reactivos que, al liberarse desde el hielo ártico, están causando una reducción significativa de la capa de ozono.
Un grupo de científicos ha descubierto antibióticos prometedores en el océano Ártico, que podrían ayudar a desarrollar medicamentos con menor riesgo de resistencia bacteriana.
Un estudio realizado por investigadores de varias universidades muestra que el Protocolo de Montreal, un acuerdo global de 1987 para proteger la capa de ozono, está retrasando el primer verano ártico sin hielo hasta 15 años.
Un estudio reciente demuestra que el alga 'Melosira arctica', que crece bajo el hielo marino del Ártico, contiene 10 veces más partículas microplásticas que el agua circundante.
La pérdida de hielo marino en el Ártico acarrea consecuencias no deseadas como la alteración de los patrones climáticos globales, entre muchas otras muy serias.