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El Mediterráneo y el Mar Negro son los principales puntos críticos del planeta en cuanto a la exposición al plástico de las aves marinas.
Esa es una de las conclusiones de un estudio liderado por BirdLife International tras analizar datos de 7.137 ejemplares pertenecientes a 77 especies distintas de aves.
El trabajo cuenta con la colaboración de un gran número de investigadores e instituciones, entre ellas SEO/BirdLife, que ha aportado datos de pardela balear y cenicienta mediterránea y atlántica, así como otras entidades españolas, como el CEAB-CSIC, la EBD-CSIC, el Imedea (CSIC-UIB), IRBI y la Universidad de Barcelona.
Aves marinas, gravemente amenazadas por la contaminación plástica
La contaminación por plásticos es un problema creciente en todos los mares del planeta, pero su distribución no es homogénea porque estos residuos tienden a acumularse en determinadas zonas por efecto de las corrientes oceánicas.
Al mismo tiempo, las aves marinas se distribuyen de forma heterogénea y visitan con mayor frecuencia las áreas en las que se concentran sus presas teniendo en cuenta también la influencia de los vientos.
El nuevo estudio cruza la información sobre la distribución de plásticos y aves oceánicas para ver dónde existe mayor solapamiento y, por lo tanto, mayor riesgo de interacción.
En particular, el estudio se centra en los petreles y pardelas (proceláridos), uno de los grupos de aves marinas más amenazadas del planeta, que se distribuyen por todos los mares del planeta, tanto en zonas costeras como oceánicas, por lo que son indicadores del estado de conservación del medio marino.
Varias especies de pardelas y petreles ingieren plásticos con regularidad por confundirlos con sus presas o por ingerirlos a través de éstas. El riesgo se incrementa por el hecho de que los plásticos desprenden dimetilsulfato al descomponerse, la misma sustancia que emite el plancton y que usan estas aves para localizar, desde considerable distancia, zonas de mayor productividad (y, por lo tanto, de alimento).
En el caso de los plásticos de mayor tamaño, su ingesta y acumulación puede causar problemas de obstrucción del sistema digestivo, hasta causar la asfixia o inanición, si bien parece ser un problema que afecta a pocos ejemplares de aves marinas.
Por otro lado, la ingesta de microplásticos es más generalizada y estudios recientes sugieren que podría tener efectos nocivos importantes. Estos plásticos de pequeño tamaño son cada vez más abundantes, pues, además de llegar directamente al mar como residuo de algunos productos (como cosméticos), también aumenta su número por la descomposición y fraccionamiento de los plásticos de mayor tamaño en partículas cada vez más pequeñas.
El estudio demuestra que el Mediterráneo y el mar Negro son los puntos conflictivos de este tipo de contaminación
Con los datos disponibles, el Mediterráneo y mar Negro destacan como zonas de mayor riesgo identificadas por el estudio. Ello implica que las especies propias de esta cuenca son las más expuestas al problema de los plásticos, con las pardelas mediterránea (‘Puffinus yelkouan’) y balear (‘P. mauretanicus’) a la cabeza, ambas especies de aves marinas amenazadas en el ámbito global con las categorías de vulnerable y críticamente amenazada, respectivamente.
“Los resultados del estudio muestran la relevancia del problema de los plásticos para especies de nuestra competencia directa, especialmente la endémica pardela balear”, destaca Pep Arcos, coordinador del Programa Marino de SEO/BirdLife y uno de los coautores del artículo.
Arcos añade al respecto: “Hasta ahora sabemos que hay una elevada incidencia de plásticos en las tres especies de pardelas propias del Mediterráneo, pero a la vista de los resultados de este artículo debemos intensificar nuestros esfuerzos para entender su impacto real”.
Por su parte, Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife y también coautora del artículo, afirma que “el estudio es otra evidencia científica de la necesidad urgente de cambiar el modelo de producción y consumo”.
“Nuestros mares y océanos están altamente contaminados y el plástico es uno de los factores de riesgo más altos para las aves marinas y la fauna en general. La ciencia aporta conocimiento y es imprescindible seguir apostando por ella; pero debemos conseguir que llegue a calar en la toma de decisiones para que se apliquen las medidas necesarias para acabar con modelos que ponen en riesgo nuestro autentico patrimonio, la naturaleza", concluye.
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