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Durante más de dos décadas, un equipo compuesto por más de 1.000 expertos de todo el mundo ha trabajado incansablemente para realizar la evaluación más completa de la fauna de agua dulce jamás llevada a cabo.
Los resultados de este exhaustivo análisis, publicados en la revista Nature, revelan una alarmante realidad: el 24 % de las especies de peces, libélulas, damiselas, cangrejos, cangrejos de río y camarones de este ecosistema acuático enfrentan un alto riesgo de extinción.
Este estudio, respaldado por la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), subraya la urgencia de tomar medidas específicas para evitar que la biodiversidad del ecosistema se reduzca aún más.
Grupos más amenazados de especies de agua dulce
Entre los grupos analizados, los cangrejos, cangrejos de río y camarones destacan como los más afectados, con un preocupante 30% de sus especies en peligro. Les siguen los peces de agua dulce, con un 26% de especies amenazadas, y las libélulas y damiselas, con un 16%. Estos organismos desempeñan un papel fundamental en los ecosistemas acuáticos y en los servicios que estos proporcionan a millones de personas.
Catherine Sayer, autora principal del artículo y responsable de Biodiversidad de Agua Dulce en la UICN, destacó la importancia de estos hallazgos al afirmar que la Lista Roja, en su 60º aniversario, es más relevante que nunca. Según Sayer, estos hábitats dulce no solo albergan el 10 % de todas las especies conocidas en el planeta, sino que también son esenciales para garantizar agua potable, medios de vida, control de inundaciones y mitigación del cambio climático para miles de millones de personas.
Regiones críticas
El estudio identifica varias áreas donde la biodiversidad de este ecosistema se encuentra en un estado especialmente crítico. Entre ellas se encuentran el lago Victoria, el lago Titicaca, los humedales de Sri Lanka y los Ghats occidentales de la India. Estas regiones, reconocidas por su rica diversidad biológica, son hogar de numerosas especies que no existen en ningún otro lugar del mundo. Además, los sistemas de agua subterránea han revelado contener una cantidad inesperadamente alta de especies amenazadas, como el cangrejo de río Fallicambarus jeanae, clasificado como vulnerable en Arkansas, Estados Unidos.
Por otro lado, ciertos ecosistemas, como lagos, oasis y manantiales, han sido identificados como puntos críticos de extinción. Por ejemplo, en 2020, 15 especies de peces del lago Lanao, en Filipinas, fueron declaradas oficialmente extintas. Este trágico caso refleja una tendencia preocupante en otros cuerpos de agua dulce alrededor del mundo.
La contaminación, especialmente aquella derivada de la agricultura y la explotación forestal, afecta a más de la mitad de las especies de agua dulce amenazadas. Otros factores que contribuyen a su declive incluyen la conversión de tierras para uso agrícola, la extracción de agua, y la construcción de represas que interrumpen rutas migratorias esenciales para muchas especies.
Además, la sobrepesca y la introducción de especies invasoras han exacerbado la situación. Un ejemplo destacado es el de la carpa Squalius palaciosi, una especie que fue declarada extinta en el sur de España debido a la pérdida de su hábitat por la construcción de embalses y la competencia con especies invasoras.
Recomendaciones para la acción
El estudio enfatiza que los animales de este ecosistema concreto enfrentan amenazas únicas debido a sus hábitats específicos, lo que requiere medidas de conservación igualmente específicas. Los autores del informe instan a los gobiernos y la industria a incorporar estos datos en sus políticas de gestión del agua y conservación. Proteger estos ecosistemas no solo es crucial para las especies que los habitan, sino también para garantizar la sostenibilidad de los recursos hídricos y los servicios ecosistémicos de los que dependen las comunidades humanas.
La biodiversidad de agua dulce, aunque muchas veces ignorada, está en el centro de los esfuerzos globales para combatir la crisis ambiental. Si no se toman medidas inmediatas, el costo de la inacción podría ser irreversible.
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