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A la hora de lanzar un negocio por cuenta propia, ya sea como sociedad o autónomos, a lo que siempre se aspira, como es lógico es a alcanzar cierto nivel de éxito. El éxito, como concepto, es subjetivo. Para algunos puede ser alcanzar cierto nivel de notoriedad y afianzarse en el mercado, hacer que un producto llegue a todo el mundo, aumentar la cartera de clientes o puede ser simplemente alcanzar los objetivos fijados.
Sin embargo, hay un aspecto que está en cierta manera ligado al éxito de una empresa y es la rentabilidad. Más allá del número de ventas o la popularidad, si no hay rentabilidad ese negocio no puede considerarse exitoso. Son muchas las empresas que tienen dificultad para calcular correctamente su rentabilidad. Esto puede llevar a unos objetivos erróneos o a una mala interpretación de los datos y la situación actual del negocio. Por eso, queremos explicar y clarificar el concepto de rentabilidad y como hacer para calcularlo correctamente. A continuación desglosamos el tema y profundizaremos más sobre qué es la rentabilidad en un negocio.
Rentabilidad: qué es y cómo calcularla correctamente
Definición de rentabilidad
Hay dos maneras de definir qué es la rentabilidad. Si queremos una definición más básica, pero que ayude a entender el concepto, podemos decir que una empresa es rentable cuando sus ingresos superan a los gastos y la diferencia es suficiente como para considerarla aceptable. Es decir, en el caso de que lo que vendamos e ingresemos sea mayor a todo lo que hemos gastado para producir y comercializar ese producto.
Sin embargo, esta definición se queda un poco corta. Una explicación más técnica es que la rentabilidad es la capacidad que tiene una empresa para generar ganancias, midiendo la relación entre la inversión realizada y las ganancias obtenidas. Sea como sea, lo importante es que el número que resulte sea positivo. Eso querrá decir, por ejemplo, que el análisis de costes de producción que hemos realizado para establecer los precios es correcto.
Si, por el contrario, el número es negativo o no es el esperado, será necesario hacer ajustes en la cadena de producción, remarcar los precios o buscar, en definitiva, una manera para que nuestro negocio sea rentable. Una rentabilidad negativa alargada a lo largo del tiempo es insostenible y una de las principales causas de quiebre de empresas en todo el mundo. Una empresa, para ser exitosa, necesita poder autoabastecerse y mantenerse. Esto solo puede lograrse siendo rentable.
Tipos de rentabilidad y cómo calcularla
El concepto de rentabilidad en sí es relativo. No es lo mismo para cada empresa y situación, aunque esto es algo que veremos más adelante. Al tratarse de algo relativo, existen distintos tipos de rentabilidad en base a la información que queramos obtener y que utilicemos de base. La rentabilidad sobre ventas, rentabilidad bruta y neta, o la rentabilidad sobre inversión son algunos de los tipos comunes que podemos encontrar en distintas empresas.
Nos centraremos, sin embargo, en tres que son las más generales y aquellas que más pueden influir en nuestra situación:
- Rentabilidad financiera: también llamada ROE, calcula la diferencia entre los beneficios netos y los fondos propios de la empresa. A las ganancias se les restan impuestos y tasas y al patrimonio las deudas, esperando que el resultado sea positivo. También sirve para conocer la ganancia que cada socio ha obtenido en relación a su porcentaje de inversión.
- Rentabilidad económica: se trata de medir la capacidad que tiene cada empresa de generar beneficios mediante su patrimonio y activos. En otras palabras, los beneficios en relación a la inversión. Se calcula en porcentaje y nos indica cuánto hemos obtenido por cada unidad invertida.
- Rentabilidad social: este concepto está menos relacionado a los números y es más abstracto, pero no menos importante. Se calcula el valor que añade la empresa a la sociedad en conjunto. No se calculan pérdidas y ganancias de la empresa solamente, sino de la sociedad, independientemente de la rentabilidad económica.
¿Cómo calcular la rentabilidad?
La pregunta, más bien, sería: ¿Existe una fórmula para calcular la rentabilidad existiendo tantos tipos distintos? Evidentemente la respuesta es compleja, pero podemos decir que si hay una fórmula general que nos puede ayudar a calcular la rentabilidad de una empresa. Si has prestado atención, habrás visto que, si bien no expresada como fórmula, hemos indicado previamente en qué consiste y cómo se calculan algunos tipos de rentabilidad. Sin embargo, siempre es mejor para entenderlo utilizar la fórmula general para la rentabilidad.
Una manera de hacerlo es calculando los valores de las inversiones. Al valor actual de la inversión, se le resta el valor inicial y el resultado es dividido de nuevo por el valor inicial y multiplicado por 100. Poniéndolo en un ejemplo práctico, si nuestro valor actual es de 20 y la inversión inicial de 10, quedaría así:
(20-10) / 10 * 100 = 100
En este caso, la rentabilidad sería del 100% ―el sueño de toda empresa. Otros tipos de rentabilidades se calculan de forma similar o utilizando esta fórmula de base, por lo que es importante tenerla en mente y saber calcularla.
Diferencias entre rentabilidad y ganancias
Como habrás podido ver, se han mencionado mucho estos dos conceptos a lo largo del texto. Son dos términos que van estrechamente ligados, ya que de uno depende el otro, pero que debemos entender que se trata de asuntos distintos. Ya hemos explicado en qué consiste la rentabilidad y, de hecho, para hacerlo hemos utilizado la palabra ganancias. Las ganancias son las cantidades que la empresa ingresa. Se trata de un concepto y número absoluto, calculable y objetivo. No hay dudas respecto a esto, se suman todos los ingresos y esas son las ganancias.
La rentabilidad, por el contrario, es un concepto más relativo. Estas ganancias son puestas en perspectiva con otros conceptos como los gastos y las inversiones para saber realmente, cuántas de estas ganancias son útiles. Mientras que las ganancias son un número cerrado e indiscutible ―si bien calculado, claro está― la rentabilidad sirve para calcular el éxito de una empresa. Es una unidad de medida sobre los recursos implicados para generar estas ganancias.
Maneras de aumentar la rentabilidad
Uso de softwares específicos
Las empresas digitalizadas son aquellas que mayor éxito y rentabilidad pueden alcanzar, ya que su estructura está simplificada y optimizada para obtener los mejores resultados. El uso de software para cualquier departamento ― RRHH, contabilidad, facturación, etc. ― puede ayudar notablemente a mejorar la rentabilidad de una empresa. Con un gasto y una inversión mínima, podemos aumentar las ganancias y beneficios de manera exponencial y en poco tiempo.
Si no sabes dónde empezar, recomendamos esta selección de mejores herramientas de gestión de proyectos para tu empresa. Es un buen punto de partida que te permitirá tener más información y lanzarte al mundo digital.
Control de gastos
A menudo las empresas se centran y obsesionan con las ganancias y se olvidan que son igualmente importantes los gastos para calcular correctamente la rentabilidad. Hacer un análisis y división de los gastos es primordial a la hora de intentar reducirlos. Existen gastos periódicos y necesarios a los que no podremos meter mano: alquileres, seguros, servicios, etc.
La clave está en intentar ahorrar en aquellos que no son necesarios. Puede ser suprimiendo los directamente o negociando un descuento en la tarifa. Cada céntimo, por muy pequeño que parezca, cuenta para el ahorro total. Por ello, es importante tener un control activo y detallado de los gastos de cada departamento. A menudo establecer un presupuesto previo puede ser una buena opción. No obstante, debemos asegurarnos que podemos cumplirlo y ceñirnos a él, de lo contrario no servirá para nada.
Aumento de ganancias
Al igual que sucede con los gastos, aumentar las ganancias es una de esas ideas que son más fáciles decirlas que llevarlas a cabo. Toda empresa piensa que está trabajando de la manera más eficiente posible, que sus márgenes están ya ajustados y que no puede hacerse nada en ese aspecto. Esto no siempre es verdad. Muchas veces los números están desactualizados o hay poca investigación detrás de mejoras posibles para aumentar la productividad.
La manera más sencilla de aumentar las ganancias es subiendo los precios. Sin embargo, es arriesgado, ya que podemos dejar de ser competitivos y perder muchos clientes por el camino. Otra opción puede ser reducir los costes de producción. Quizás nuestro proveedor pueda hacernos un precio especial al comprar en mayor cantidad, ofrecer distinto método de pago o simplemente por ser un buen cliente. De lo contrario, buscar otros proveedores más económicos o con un mejor servicio que nos permita repercutirlo en nuestra propia producción también puede ser una manera de mejorar.
Y justamente hablando de mejoras, como mencionamos anteriormente, apostar por unos procesos más modernos y actuales, a través del uso de nuevas tecnologías, puede conseguir que podamos producir más o igual, pero en menor tiempo. La productividad y la rentabilidad van de la mano, y mejorando una es muy probable que las ganancias y, por tanto, la rentabilidad también mejoren.
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