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El aumento de la temperatura no solo afecta gravemente a los seres humanos, sino que también pone bajo presión a la fauna salvaje. Para los animales, mantener una temperatura corporal constante es crucial, lo que implica que la pérdida de calor debe igualar la ganancia. Mientras que algunos animales están bien adaptados para enfrentar las temperaturas extremas, otros se ven obligados a utilizar todos los recursos a su alcance para sobrevivir.
Esta habilidad, conocida como termorregulación, permite el intercambio de calor a través de varios mecanismos, como la transferencia directa (conducción), indirecta (irradiación) o mediante la evaporación. A continuación, se presentan algunas de las estrategias más comunes.
¿Cómo manejan el calor los animales?
No solo las personas sudan; muchos animales también lo hacen. Desde los caballos y perros hasta los hipopótamos, que exudan una sustancia rosa que en tiempos antiguos se confundía con sangre. En realidad, se trata de una secreción de las glándulas subcutáneas que cumple diversas funciones, como proteger la piel de las inclemencias del sol y actuar como un antibiótico natural.
En los caballos, el sudor también cumple una función de limpieza. Estos mamíferos perisodáctilos producen una proteína llamada latherina que facilita la expansión del sudor sobre el pelaje, promoviendo así su evaporación. Esto genera la capa blanquecina que a veces se observa en la superficie de su piel.
La sudoración en perros y el uso de orejas como abanicos en elefantes
En general, la sudoración es una herramienta eficaz para reducir la temperatura corporal, ya que ayuda a enfriar la piel y, por ende, el organismo en su totalidad. Algunos perros sudan a través de las patas, una superficie que, aunque no es lo suficientemente grande para enfriar todo el cuerpo, sí ayuda a disminuir la temperatura en las áreas que están en contacto con el suelo.
Una de las estrategias más comunes para evitar el calor extremo es encontrar maneras de expulsar el exceso de temperatura del organismo. Los elefantes, por ejemplo, lo logran mediante sus grandes orejas, que utilizan como si fueran enormes abanicos.
¿Cómo regulan su temperatura los elefantes y los avestruces?
Este mecanismo no solo facilita la ventilación de la cabeza del elefante, sino que también ayuda a dilatar el sistema vascular en esa área, lo que contribuye a reducir significativamente su temperatura corporal.
La respiración también puede funcionar como un sistema de enfriamiento para el cuerpo. Por ejemplo, los avestruces son capaces de mantener una temperatura corporal interna de 39,3 ºC durante horas, incluso cuando la temperatura ambiente supera los 51 ºC.
El papel de los sacos aéreos
Esto se debe en gran parte a los sacos aéreos en sus pulmones, que permiten que el aire circule de manera continua y en una sola dirección. Además, los músculos de la garganta ayudan a bombear aire hacia la cavidad bucal, lo que contribuye a controlar la temperatura.
A veces, la solución llega de formas inesperadas. El sistema circulatorio ayuda a algunos animales a regular su temperatura. Por ejemplo, los avestruces utilizan el intercambio de calor en sus vasos sanguíneos para mantener la estabilidad térmica.
Las estrategias de enfriamiento en ausencia de sudoración
De manera similar, los elefantes emplean una estrategia parecida. Estos animales pueden dilatar sus vasos sanguíneos para enfriar la sangre, no solo la de las orejas, sino la de todo el cuerpo. La sangre enfriada regresa al sistema circulatorio, funcionando casi como un refrigerador que disipa el calor y distribuye la sangre fresca por todo el organismo. Esto es especialmente útil, dado que los elefantes no tienen glándulas sudoríparas y, por lo tanto, no pueden regular su temperatura corporal a través de la sudoración.
En contraste, otras especies adoptan un enfoque diferente. Por ejemplo, el marrajo común (Isurus oxyrhinchus) tiene una disposición única de venas y arterias que permite transferir el calor entre la sangre caliente y la fría.
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