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Candelita es un proyecto dirigido a personas que se encuentran en situación de exclusión y vulnerabilidad social que cuenta con una medida de protección judicial por parte de la Agencia Madrileña para la Tutela de Adultos.
La pandemia por coronavirus ha provocado una mayor vulnerabilidad en el colectivo de personas sin hogar y la entidad hace frente durante estos meses a una dura situación con recursos muy limitados.
Personas sin hogar, un colectivo con grandes necesidades a raíz de la pandemia
Vanessa Cordón es Coordinadora Técnica de los programas de atención socio-comunitaria pertenecientes al Área de Tutela en Candelita, en concreto, trabaja en la atención a personas en situación sin hogar, e indica que “cuando hablamos de exclusión social y sinhogarismo, hacemos referencia a un fenómeno complejo que tiene que ver con situaciones de desarraigo familiar y social, desempleo, pobreza severa, deterioro personal y social”.
Desde Candelita trabajan "para que todas las personas puedan ejercer sus derechos y tengan una vida plena que les merezca ser vivida, para ello contamos con diferentes proyectos y servicios especializados a través de nuestras áreas de atención a la salud mental, tutela, mujer e igualdad, formación, empleo, socio-educativa y atención en domicilio”.
La coordinadora señala que la conjunción de los problemas de salud física, mental, adicciones o, en otros casos, la falta de permiso de residencia en territorio nacional, la falta de un proyecto de vida al finalizar el cumplimiento de una medida de privación de libertad en un centro penitenciario, “les coloca en una situación de vulnerabilidad”.
Crece la indefensión entre las personas más vulnerables con la Covid-19
Las necesidades sociales se han agravado durante el desarrollo del coronavirus. Cordón señala que “la crisis ante la que nos encontramos no es solo sanitaria y su componente social y económico se vuelve más importante cada día que pasa”.
Detalla además, que las personas y grupos más vulnerables, que ya tenían considerables dificultades para salir adelante, están observando con “impotencia” el crecimiento de su indefensión para resolver sus antiguos y nuevos problemas. Con esta realidad, Vanessa está totalmente segura de que “es necesario intensificar los apoyos para contribuir a las medidas que conforman este escudo social”.
¿Qué viene observando Candelita desde el desarrollo de esta crisis?
En un contexto en el que la vivienda se convierte en la primera línea de defensa frente al coronavirus, las medidas dirigidas a la población general apoyaban el “quédate en casa”, el aumento de las medidas de higiene para la prevención y el distanciamiento social estricto. Ante la experiencia vivida en Candelita, se afirma que “estas medidas no son realistas ni posibles para las personas que viven en la calle”.
Vanessa Cordón explica algunos aspectos claves para comprender la realidad de este colectivo y el trabajo intenso que vienen realizando desde la entidad para atender a personas sin hogar durante esta pandemia.
En un primer momento, “nos impactó una baja tasa de contagio entre las personas que atendemos. Comprendimos que se debía al aislamiento social que ya sufrían antes del inicio de la pandemia, la condición de invisibilidad les protegía del contacto social”.
Describe Cordón que “los esfuerzos del equipo formado por trabajadoras y educadoras sociales se centró en gestionar diferentes alternativas de alojamiento en los centros de acogida, reforzados con la ampliación de los dispositivos destinados a la ‘Campaña de Frío’ que han permanecido disponibles durante todo el año y con otros dispositivos habilitados para dar respuesta a la situación de urgencia”.
Las atenciones también han sido presenciales
El equipo de Candelita se ha desplazado allí donde se encontraban las personas más vulnerables. Buscaron alternativas para facilitar el mantenimiento de aquellas personas que disponían de un techo, pero necesitaban apoyos en su entorno para dar continuidad al cuidado de su salud, mientras se garantizaba la alimentación y el control en sus enfermedades crónicas.
Por el contrario, destaca Vanessa que la realidad ha sido muy distinta para la población sin hogar. Afirma que “las personas sin recursos han tenido que salir cada día a la calle para acudir a los recursos que les permiten cubrir sus necesidades básicas como son: comedores sociales, centros de acogida para personas sin hogar o la ‘Campaña de Frío’ ”.
A pesar de los esfuerzos de los Centros por dar cobertura a todas estas personas, las plazas no son suficientes, lo que supone quedar en lista de espera en ocasiones o no disponer de alternativas prolongadas en el tiempo.
Sin recursos para las personas más vulnerables
A día de hoy, las entidades sociales “constatamos la necesidad de alojamientos adecuados, dignos, donde las personas puedan dar respuesta a las circunstancias vitales en las que se encuentran en cada momento”.
Ante lo expuesto, Vanessa Cordón señala que “avanzar como sociedad implica demandar a las administraciones públicas que garanticen una vida digna para todas las personas, acceso y disfrute de los Derechos Humanos, recordando que la vivienda es la primera barrera de protección para preservar la salud, la vida y la dignidad”.
Candelita reivindica el acceso a las plazas residenciales de aquellas personas que han sufrido una pérdida de su salud que requiere de unos cuidados especializados en un entorno residencial. Que nadie se encuentre en situación de calle y que todas las personas puedan acceder a otras alternativas residenciales más normalizadas y adecuadas.
Acceso a la sanidad en personas en situación de exclusión
Describe Vanessa Cordón que estas personas sufren más enfermedades graves y tienen muchas más dificultades para cuidar la salud. Indica que “el sistema de salud está pensado para personas que tienen una vivienda donde poder recuperarse y cuentan con una red de apoyo”.
En este contexto, resulta muy complicado seguir tratamientos y cuidados médicos, explica la coordinadora. Por ello existe una necesidad de apoyo continuado en el cuidado de la salud física y psíquica, que se ha visto mermada desde el inicio de esta pandemia al reducirse la atención presencial del sistema social y sanitario.
Ante las adversidades que debe enfrentar esta pandemia, Candelita pide una reflexión para garantizar el acceso de las personas en situación de vulnerabilidad y exclusión social al sistema sanitario, "ahora más que nunca".
Según un análisis realizado por la entidad, se reivindican estas necesidades:
- Garantizar el acceso a la vivienda para las personas en situación de vulnerabilidad y exclusión social por parte de las administraciones públicas.
- Garantizar el acceso a las plazas residenciales para dar respuesta a los cuidados de las personas con un grave deterioro de su salud producido por la situación de pobreza, especialmente en los casos de aquellos perfiles diagnósticos que no disponen de alternativas residenciales en la actualidad.
- Los centros de acogida siguen dando respuesta a personas con graves situaciones patológicas orgánicas que no cumplen criterios para entrar en una Residencia de Mayores, no pudiendo responder a sus necesidades sanitarias.
- Generar iniciativas de empleo que faciliten el acceso a las personas en situación de exclusión para conseguir su inclusión social y que puedan llevar a cabo un nuevo proyecto de vida.
- Apoyar la existencia de programas de atención comunitaria y acompañamiento social como este, que promueven el mantenimiento de las personas vulnerables a nivel comunitario, creando sociedades más justas.
Sobre Candelita
Candelita es una asociación sin ánimo de lucro constituida en 1993. Está promovida por un grupo de personas con experiencia en el Trabajo Social.
Desde la entidad señalan: “Tenemos como objetivo principal incrementar los niveles de igualdad de oportunidades de todos aquellos colectivos que sufren los efectos de las distintas formas de discriminación social”.
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AMTA y Candelitas
Más le valdría a Candelitas denunciar la situación de abandono de los tutelados de la AMTA ya que cobra de estos cada vez que presta un servicio. Tengo prueba de que cobraron por vigilarme en las visitas a mi madre. También de que saben el desamparo en el que viven. Julita Gómez Salas
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