El toque de queda aumenta la vulnerabilidad de las personas sin hogar

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01/11/2020 - 08:00
Un hombre pide limosna en la calle / EFE

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La segunda ola de coronavirus golpea a España y el Gobierno se ha visto obligado a decretar de nuevo el estado de alarma y así dotar de más herramientas a las comunidades para reducir la movilidad al máximo, si fuera necesario.

Como ya sabemos, una de las medidas que ya ha entrado en vigor para todo el país es el toque de queda nocturno, de 23h a 06h y modificable en cada comunidad una hora más o menos. En ese intervalo horario habrá que quedarse en casa. Pero, ¿qué ocurre con las personas que no tienen casa? 

El toque de queda aumenta la vulnerabilidad de las personas sin hogar que viven en la calle

Las ciudades vacías dificultan la atención de las necesidades de las personas sin hogar y puede suponer un incremento de acciones que vulneran sus derechos.

Ferran Busquets, presidente de la Arrels Fundació en Cataluña, explica en una nota de prensa difundida por EFE, que durante el confinamiento "se produjeron tres asesinatos de personas sin hogar" y a pesar de que durante las noches que llevamos de toque de queda no se han registrado incidencias, les "preocupa que algo así se repita".

Busquets señala que también "se registraron vulneraciones de derechos, como el lanzamiento de pertenencias, increpaciones de vecinos o presiones para que se marchen de un lugar" y por eso pide que "se vele por la seguridad" de las personas sin hogar.

El toque de queda provoca más soledad en la calle

El presidente de Arrels Fundació apunta que el toque de queda se suma como una dificultad más a otras medidas, como el cierre de bares y restaurantes, que a menudo les permiten acceder a comida caliente o a un baño, pero señala que la situación es distinta a la del confinamiento porque pueden mantener el contacto con vecinos.

Desde el Centro de Acogida Assís, el jefe del área social, Roger Fe, apunta que con el toque de queda las personas sin hogar "son muy vulnerables porque están más solas y si tienen un problema sanitario o de peligrosidad, no hay nadie", pero señala que esto es solo un problema añadido a otro estructural.

"Los desahucios y los ERTEs siguen, el problema es que el grifo que echa a la gente a la calle no ha parado", señala Fe, y añade que "no hay ninguna gran medida social para frenarlo".

Por ello, Fe asegura que desde el centro de acogida Assís repartirán "comida, mascarillas y certificados" que acrediten que son personas sin hogar para evitar posibles multas, pero defiende que "desde lo local no se puede solucionar un problema global".

Si una persona duerme en un área restringida de movilidad y el comedor social está en otra área o si cita con su trabajadora social, ¿cómo lo demuestra en un control? Durante el confinamiento hubo multas a personas sin hogar pero no se han tramitado.  

Las personas sin hogar estarán más expuestas a peligros como agresiones, insultos o robos con el toque de queda

El director de la iniciativa social Hogar Sí, José Manuel Caballol, explica a Newtral que “a día de hoy” no tienen conocimiento de que desde la mayoría de ayuntamientos o comunidades se esté empezando a trabajar para reducir la vulnerabilidad de las personas sin hogar.

El grifo de la gente que se va quedando en la calle o que vive en infraviviendas o trasteros sigue abierto y tenemos que cerrarlo pero de manera estructural. 

Todas las ciudades de España tienen multitud de hoteles, hostales y viviendas de temporada vacías que se podrían aprovechar. Responsables de varias asociaciones señalan que lo ideal sería que con el apoyo del Gobierno y el compromiso de las comunidades generemos una campaña del frío especial: mejor en cuanto a instalaciones, con más cobertura y que no se acabe en marzo sino que continúe abierta el tiempo necesario para hacer un plan de transición.

Según los datos de Hogar Sí, en España hay alrededor de 33.000 personas sin hogar

Durante la primera ola se llevaron a cabo medidas desde distintos niveles de la administración para proteger a las personas sin hogar. Una de ellas fue del Ayuntamiento de Madrid, que en marzo habilitó IFEMA para acoger a 150 personas sin hogar.

Algunos ayuntamientos, como el de Barcelona, han anunciado la intención de mantener las plazas para estas personas que abrieron durante el confinamiento. En el caso de la Ciudad Condal, son 500 plazas adicionales que se suman a las 2.200 que ya existían. 

También desde el Ayuntamiento de Sevilla, explican a Newtral, se está trabajando para “ampliar el número de plazas” en los pabellones que se habilitaron durante el confinamiento.

Por su parte, fuentes del Ayuntamiento de Madrid explican que durante el nuevo estado de alarma se ha implantado un protocolo de coordinación con las autoridades policiales para que, si encuentran a una persona durmiendo en la calle, den el aviso directamente a Samur Social para que se les ofrezca una plaza de emergencia en la red municipal de personas sin hogar.

Sin embargo, las plazas que han puesto a disposición estos ayuntamientos siempre se llenan y además, dejan fuera a otro gran número de personas en riesgo de acabar en la calle. 

Objetivo: Ninguna persona sin hogar en las calles durante el toque de queda

Un objetivo común buscan estos días la Policía Local de Burgos y Cáritas: evitar que las personas sin hogar incumplan el estado de alarma, en el que, en Castilla y León, no se puede estar en la calle sin un motivo justificado entre las 22:00 y las 6:00 horas. Y no tener casa, al parecer, no es justificación suficiente. Por ese motivo, el Ayuntamiento y Cáritas ya trabajan para dar solución a esas personas que duermen al aire libre.

Con toque de queda o sin él, muchas de las personas sin hogar son reacias a formar parte de estos programas o recibir esta ayuda, lo que dificulta la invitación a no pasar la noche al aire libre. La cobertura la ofrecen, luego está la decisión personal de cada uno.

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