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La competencia por dominar los recursos primordiales del planeta, que se vuelven cada vez más escasos, mantiene en constante tensión y rivalidad a las principales potencias mundiales desde hace décadas. La producción, el control y la explotación de estos recursos constituyen los principales campos de batalla para países como Estados Unidos, China, Rusia y, en las últimas décadas, las naciones del Medio Oriente.
Desde mediados del siglo pasado, se ha venido advirtiendo sobre la urgencia de disminuir el uso y la explotación de los recursos primordiales, tanto naturales (como minerales y agua) como artificiales, como es el caso de los plásticos.
Los recursos críticos en la era moderna
Además, el incremento exponencial de la población, que ha pasado de 3.600 millones en los años 70 a más de 8.000 millones en la actualidad, ha llevado a una explotación cada vez más abusiva de los recursos. Aunque en muchos casos esto ha contribuido a reducir la pobreza extrema mundial, la cual ha disminuido hasta algo más del 10 %, comparado con el 36 % de décadas atrás.
El científico Vaclav Smil determinó que debido al curso que ha seguido el mundo en el último siglo, existen cuatro "nuevos" recursos esenciales que cualquier civilización necesita para subsistir en la actualidad.
Estos elementos son derivados del petróleo: cemento, acero, plásticos y amoniaco. Según Smil, estos son fundamentales para la producción de todos los fertilizantes nitrogenados, que son críticos para alimentar a la mitad de la población mundial.
El dominio chino en la carrera por los minerales críticos
En este contexto, varios países tienen la capacidad de producir litio, como Australia, que controla el 53 % de la extracción mundial, aunque el 90 % de esta producción se dirige a China.
El gigante asiático lidera la producción, control y explotación de la mayoría de los minerales y tierras raras a nivel mundial. Europa depende en un 90 % de este país para satisfacer sus necesidades económicas e industriales, por lo que el Viejo Continente está decidido a mejorar y cambiar esta situación.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), los datos son claros, la demanda de los cuatro minerales críticos (cobre, litio, níquel y cobalto) está aumentando de manera significativa, lo que dificulta su abastecimiento. Estos minerales son indispensables para el desarrollo de microchips, baterías para vehículos eléctricos, entre otros usos, dentro del marco de la 'revolución verde' que el mundo ha estado promoviendo durante años.
El impacto en la industria tecnológica
En este sentido, China lidera el control casi absoluto de todos estos recursos minerales, dominando el 60 % de la producción global de tierras raras. Ha llegado incluso al punto de restringir las exportaciones a Estados Unidos, afectando la producción y ralentizando la construcción de aviones de combate F-35 estadounidenses.
Al mismo tiempo, la nación asiática encabeza de manera significativa la producción mundial de procesos intermedios, como el refinado químico (65 %), la fabricación de cátodos (80 %), ánodos (90 %) y celdas para baterías (79 %). Además, domina el refinamiento a nivel global de níquel (35 %), litio (50 %), cobalto (70 %) y tierras raras (90 %).
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